“Esta será la mayor expulsión en más de 30 años y refleja el hecho de que no es la primera vez que el Estado ruso actúa contra nuestro país”, dijo May, citando el envenenamiento en Reino Unido del exespía ruso Alexander Litvinenko en el 2006. Este murió tras beber té contaminado con isótopos radiactivos y una investigación británica determinó que fue asesinado por agentes rusos.
Además, Theresa May anunció que se congelan los contactos bilaterales de alto nivel con Rusia. Por ello, se cancela la invitación al ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, para una visita al Reino Unido y ningún funcionario británico de alto rango o miembro de la familia real asistirá al Mundial de futbol que se disputará este año en Rusia.
Reino Unido pidió también una reunión urgente del Consejo de seguridad de la ONU para “informar a los miembros sobre la investigación del ataque con agente nervioso en Salisbury”, tuiteó el Ministerio de Exteriores británico.
“El uso de un agente nervioso en Salisbury (contra un ex espía ruso) sigue el patrón bien establecido de una agresión estatal rusa”, afirmó en un segundo tuit, que agrega un video con una lista de supuestas violaciones rusas de la legalidad internacional.
El Gobierno británico considera que lo más probable es que el Estado ruso sea el responsable del envenenamiento de Skripal, de 66 años, y su hija Yulia, de 33, que luchan por su vida en un hospital tras ser encontrados inconscientes el 4 de marzo cerca de un centro comercial de Salisbury.
Londres dio el lunes un ultimátum de 24 horas a Moscú para que revelara “de forma inmediata a la Organización para la Prohibición de Armas Químicas los detalles del programa Novichok”, nombre de la sustancia tóxica empleada. Dicha sustancia se desarrolló en la Unión Soviética y es uno de los agentes nerviosos más peligrosos.
El plazo de Londres venció la medianoche del martes sin que las autoridades rusas satisfaciesen sus demandas.
“No dieron una explicación creíble que pudiera sugerir que perdieron el control de su sustancia nerviosa”, dijo hoy May. “No hay explicación de cómo esa sustancia fue usada en el Reino Unido, ni explicación sobre por qué Rusia tiene un programa de armas químicas no declarado contraviniendo la legislación internacional”, explicó.
Rusia condena decisión del Reino Unido
La embajada de Rusia en Londres condenó la decisión del Reino Unido de expulsar a los 23 diplomáticos y calificó la medida como una “acción hostil” que es “totalmente inaceptable, injustificada y miope”.
La embajada dijo en un comunicado difundido en su página web que “toda la responsabilidad recae en los actuales líderes políticos de Reino Unido”. El Gobierno británico convocó al embajador ruso, Alexander Yakovenko, para informarle de que ha declarado personas no gratas a 23 diplomáticos rusos.
Horas antes, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, había advertido que Rusia no atendía a ultimatos y aseguró que se había comunicado al Reino Unido por canales diplomáticos que Rusia no tiene nada que ver con el ataque.
Por su parte, la Unión Europea (UE) y la Otán dieron su apoyo al Reino Unido en el caso. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, expresó su “total solidaridad” con Theresa May “a la vista del brutal ataque, que fue inspirado, lo más probable, por Moscú”.
Hablando desde Finlandia, Tusk explicó que está dispuesto a discutir el ataque en la cumbre de la UE que se celebrará la próxima semana.
También la Organización del Tratado del Atlántico Norte(Otán) mostró su preocupación y solidaridad con el Reino Unido, que hoy informó durante una sesión de la alianza atlántica sobre las investigaciones del ataque y dejó claro que considera responsable al Estado ruso.
La Otán dijo que el ataque con la sustancia Novichok es el primer atentado de este tipo en la historia de la alianza e instó a Rusia a responder a todas las preguntas del Reino Unido. También reclamó que se presenten todos los documentos sobre el programa ruso con Novichok ante la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
Además, los aliados de la Otán ofrecieron apoyo al Reino Unido en las investigaciones y coincidieron en que el ataque supone una “clara violación de las leyes y acuerdos internacionales”.