El Tribunal Supremo Electoral (TSE), con sus muchas limitaciones, ha tomado decisiones que sus predecesores nunca se atrevieron a realizar. ¿Por qué entonces tanta animadversión?

Considero que tiene mucho que ver con un desconocimiento de la historia reciente de nuestro país, así como la emotividad del momento, no solo electoral sino de persecución a los corruptos. Pero creo que debemos tener la suficiente visión de largo plazo para no tirar al bebé junto con el agua sucia.

Este TSE suspendió a bastantes partidos por realizar campaña anticipada. Retiró a Roxana Baldetti de la Secretaría General del partido oficial. Rebajó el techo de gasto de campaña de varios partidos por la misma campaña anticipada. Denegó la inscripción de Alfonso Portillo bajo el argumento de que no cumple con el requisito de honradez. Recientemente, acusó y multó al partido Líder por sobrepasar el techo de gasto de campaña y le prohibió continuar la campaña.

Todas estas cosas podrán parecer superfluas para algunos, pero quienes hemos seguido de cerca procesos electorales desde hace más de veinte años, podemos atestiguar que decisiones similares se pudieron haber tomado en varios de esos procesos; sin embargo, los magistrados de su momento no lo hicieron. La legislación no ha variado mayor cosa de ese tiempo para acá; sin embargo, ahora se ha hecho valer.

¿Es obligación de los magistrados hacerlo? Por supuesto, pero también lo era de los anteriores y no lo hicieron. Y eso a pesar de los problemas organizativos que se han dado e incluso de la oposición dentro del mismo seno del TSE.

Por supuesto, no todo es un lecho de rosas y existen cuestionamientos de que el TSE se ha extralimitado en sus funciones en algunos casos.

Una de las decisiones más controversiales es la establecida en el acuerdo 262-2015, donde los magistrados acuerdan que se puede cancelar un partido, dentro del proceso electoral, por exceder el gasto de campaña. Si son coherentes los magistrados, creo que en los próximos días deberán aplicar esta sanción al partido Líder.

En estos casos, creo que se debe seguir el debido proceso, y si alguien no está de acuerdo con las sanciones o con la legalidad de alguna disposición, debe recurrir a los medios legales para impugnarlos, y no a la presión o extorsión.

Entiendo la efusividad de quienes “despertaron” a la realidad nacional en abril, pero el mismo hecho de que pasaron muchos años dormidos mientras el país se iba a pique debe llevarlos a la reflexión de la necesidad de involucrarse en los procesos de largo plazo si quieren que la situación cambie. Roma no se construyó en un día, y los procesos sociales y políticos llevan tiempo.

En lo que sí se pueden involucrar activamente —cosa que por cierto hay que hacer toda la vida y no solo unas semanas o meses— es en la batalla de las ideas y en la fiscalización del actuar de los políticos.

Este TSE ha hecho bastante por impulsar un sistema más transparente en el país —no así en las reformas que propuso a la LEPP, aclaro— por lo que tiene mi apoyo.

Fb/jjliber