EDITORIAL
Cambios mundiales a lo largo del 2015
Este año 2015 será recordado en la historia como uno en el que ocurrieron acontecimientos inesperados y sobre todo causantes de dudas por sus consecuencias, imposibles de predecir, tanto en los que fueron positivos como en aquellos que causan preocupaciones. De ellos, cuatro son los más importantes a nuestro juicio: el inicio de la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, la derrota del chavismo en Venezuela y del kirchnerismo en Argentina, así como el afianzamiento del terrorismo internacional provocado por fundamentalistas musulmanes.
El mundo vio con satisfacción el inicio del fin de la situación vivida por los cubanos por la política exterior estadounidense, pero la falta de una exigencia mayor en cuanto al cumplimiento de los derechos humanos en la Isla, ahora dirigida por Raúl Castro, fue vista por muchos sectores como una derrota para Estados Unidos y al mismo tiempo como una traición a quienes son víctimas de la indudable dictadura castrista vigente desde el lejano 1959.
Más recientemente, los venezolanos debilitaron de manera imposible de negar a Nicolás Maduro, el pintoresco heredero del chavismo que, además, acaba de recibir una estocada letal, a causa de la baja en el precio del petróleo, a menos de 40 dólares por barril. Por esa razón, con la mayoría de opositores en el Congreso, no es exagerado predecir el fin del mandato de quien intentó sin éxito colocarse en los zapatos del demagogo Hugo Chávez.
En Argentina, la ajustada victoria de Mauricio Macri significó el fin del gobierno de Cristina Kirchner y representa una oportunidad para ese país si el nuevo mandatario no cae en el error de aplicar de manera radical teorías contrarias al populismo que colocó a esa nación en una situación precaria, de la cual puede salir si el nuevo presidente se coloca en una especie de centro ideológico.
En Latinoamérica también resulta necesario señalar como muy destacados los casos de las presidentas Bachelet, de Chile, y Roussef, de Brasil, ambas por escándalos relacionados con corrupción, aunque en el segundo caso la crisis ha llegado a tener alcances insospechados.
Lo peor ocurrido en el mundo fue la escalada de violencia demencial que encabezaron seguidores del fanatismo musulmán, especialmente en Francia. Primero, el ataque a la revista Charlie Hebdo, y luego la horrible matanza de jóvenes en un cabaré parisino, demostraron a todo aquel que desee entenderlo el terrible factor del fundamentalismo de un grupo que, sin embargo, no recibe condenas de los jerarcas. Es una guerra religiosa, y por ello es aún más grave.
Cada uno de estos temas mantendrá su importancia mundial durante los primeros meses del año que está por iniciar. Son diferentes pero tienen en común sus posibles consecuencias a escala hemisférica o global. Es también un cambio de cultura, que cada vez comprueba más su importancia crucial para la interpretación de los sucesos y lo que vendrá en un tiempo impredecible pero, sin duda, corto. Todo ello hace que el 2015 haya sido un año que tendrá un lugar destacado en la historia.