Imagen es percepción

Cadena de luz en un país a oscuras

En un país donde el gobierno no responde, todavía queda una fuerza intacta, la bondad entre nosotros.

Hay películas que no envejecen porque hablan de lo esencial en este mundo, la bondad. Cadena de Favores, dirigida por Mimi Leder, es una producción cinematográfica que nos da una lección de vida. Esta cinta nos recuerda que un gesto, uno solo, podía desencadenar una corriente inesperada de milagros cotidianos. Un niño con una idea simple y revolucionaria, que consistía en ayudar a alguien sin esperar nada a cambio, solamente pedirle al beneficiado que haga lo mismo con otra persona. Así, una chispa se convierte en incendio de esperanza.


Pienso en esa trama mientras observo a Guatemala, un país donde la sensación dominante es que no hay Estado. No hay presidente que acompañe, no hay instituciones que protejan, no hay asistencia social que alivie. Los niños siguen en las calles como si fueran parte del mobiliario urbano; la pobreza dejó de escandalizar y la miseria se volvió rutina. Vivimos, muchas veces, como una nación que cada uno sostiene con las manos, esperando que no se derrumbe otro pedazo del país que tanto nos duele.


Y, sin embargo, en un territorio donde lo público se ha ido deshilando, queda algo que ni los gobiernos han logrado destruir, la capacidad de ayudarnos entre nosotros. Por eso, la idea de aquel niño de ficción adquiere aquí una fuerza inesperada. Si no podemos confiar en que el Estado cuide a los más vulnerables, quizás podamos empezar por cuidar nosotros a uno solo. A una persona. Un rostro concreto en medio del caos.


Lo veo todos los días, la señora que compra una comida adicional para un niño dormido sobre cartones; el joven que paga el pasaje de un extraño; la persona que regala su tiempo sin esperar aplausos. Son pequeños actos, casi invisibles, que no salen en los noticieros. Pero allí, en ese territorio íntimo de la compasión cotidiana, se sostiene buena parte de lo que queda de Guatemala.

El Estado falla, pero la bondad no. Iniciemos una Cadena de Favores, capaz de iluminar las sombras de Guatemala.


Fin de año siempre despierta una nostalgia extraña, una mezcla de balance, cansancio y esperanza. Este 2025 nos golpeó fuerte, promesas rotas, instituciones frágiles, comunidades abandonadas. Pero también nos dejó otra certeza, cuando todo falla, aún nos queda la humanidad que elegimos ejercer. Y si una sola persona puede cambiar el día —a veces, incluso la vida— de otra con un pequeño acto de bondad, ¿qué ocurriría si todos decidiéramos iniciar nuestra propia cadena de favores?


No se trata de grandes donaciones ni gestos heroicos. Se trata de recuperar una ética mínima, ver a los demás y sentir su dolor. Extenderles la mano sin esperar recompensa. En un país donde tantos sienten que nadie los ve, un acto de bondad puede ser la diferencia entre rendirse o seguir. Y esa diferencia, por pequeña que parezca, es la construcción silenciosa de una Guatemala mejor.


Quizá no tengamos un Estado presente. Pero tenemos algo que puede ser igual de poderoso, la capacidad de encender luz donde solo hay sombras. Si en la película una simple idea cambió destinos enteros, ¿por qué no habría de hacerlo aquí? Este fin de año, los invito a iniciar una cadena de favores, una cruzada para echarle la mano a quien lo necesite. A una persona. Un favor. Un gesto. Porque cuando la bondad se multiplica, la esperanza deja de ser teoría y se convierte en país.


Cadena de Favores nos recuerda que las grandes transformaciones empiezan en lo pequeño. Guatemala puede sentirse a la deriva, sin Estado y sin rumbo, pero no está completamente perdida mientras exista alguien dispuesto a mirar al otro con misericordia. Este fin de año, más que regalos, necesitamos gestos; más que discursos, acciones; más que promesas, manos extendidas. Si cada uno inicia una pequeña cadena, aunque sea con un solo acto, podríamos encender una luz donde hoy solo hay sombras.

ESCRITO POR:

Brenda Sanchinelli

MSc. en Relaciones Internacionales e Imagen Pública. Periodista, experta en Etiqueta. Dama de la Estrella de Italia. Foodie, apasionada por la buena mesa, compartiendo mis experiencias en las redes.