Estado, empresa y sociedad

El acontecimiento más celebrado de la historia

Su vida trascendió en la historia, además de ser la piedra angular de un nuevo orden espiritual y material que marcó y transformó al mundo.

Su vida trascendió en la historia, además de ser la piedra angular de un nuevo orden espiritual y material que marcó y transformó al mundo, hasta el punto de que el tiempo de la humanidad se cuente antes y después de su nacimiento. Nació en Belén, en un humilde pesebre porque no había lugar en la posada, durante el reinado del rey Herodes.

Lo que es innegable es el parteaguas histórico de las enseñanzas de Jesús.

Y aunque el año en que nació no sea exactamente el 1 de la Era Cristiana, que Carlomagno contribuyó a difundir durante su reinado, la realidad es que Jesucristo nació entre cuatro y ocho años antes, dado que hubo un error de cálculo de Dionisio el Exiguo, basado en que Herodes murió en el año 4 antes de Cristo (a. C.).

Isaac Asimov, divulgador científico y escéptico, no abordó el nacimiento de Jesús desde una perspectiva teológica, sino histórica y cronológica, asociándolo con la llamada Estrella de Belén, que pudo haber sido el cometa Halley que se observó durante el reinado de Herodes en el año 11 a. C., o bien la conjunción de Júpiter y Saturno en el año 7 a. C. que, según la antigua tradición astrológica de Mesopotamia, de donde provenían los “reyes magos”, seguramente discípulos del zoroastrismo, en donde a Júpiter se le conocía como un planeta ligado a los reyes y a Saturno como protector del pueblo judío. Por lo tanto, era de esperarse que la conjunción de ambos planetas fuera interpretada como una señal del advenimiento del nuevo rey de los judíos.

Aun si no se hubiese tratado del Halley o de la conjunción planetaria precitada, los chinos registraron el paso de otro cometa en el año 4 a. C. En la antigüedad se pensaba que los cometas presagiaban sucesos importantes; otra señal poderosa para que los astrólogos de la época la interpretaran como una profecía.

De acuerdo con la narrativa bíblica, según los evangelios de Lucas y Mateo, el ángel Gabriel anunció a María de Nazaret que concebiría y daría a luz al Hijo de Dios; y a José que debía ponerle por nombre Jesús. Cuando ya estaba por nacer el niño, por edicto del emperador romano César Augusto, José y María tuvieron que viajar a Belén, ciudad de David, para empadronarse.

Y, aunque la fecha exacta de su nacimiento no es bíblica, la Iglesia celebra la Natividad el 25 de diciembre, fecha que se adoptó estratégicamente para coincidir con las festividades saturnales y el solsticio de invierno, en un esfuerzo por cristianizar las costumbres paganas preexistentes. Hipólito de Roma también sugirió el 25 de diciembre basado en la idea que la concepción había sido en el equinoccio de primavera, el 25 de marzo, nueve meses antes.

Lo que es innegable es el parteaguas histórico de las enseñanzas de Jesús que dieron origen al cristianismo, porque rompió con los paradigmas existentes, surgiendo una nueva doctrina basada en el amor. Recordemos que cuando un Escriba le preguntó: ¿cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús respondió: el primero es: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Y el segundo es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Esta es, como sabemos los cristianos de todas las denominaciones, la esencia del cristianismo.

La vida de Jesús fue ejemplar y nos predicó: “Traten a los demás como quieren que ellos los traten a ustedes. Si aman a quienes los aman, ¿qué mérito tienen? También los pecadores aman a quienes los aman. Si hacen el bien a quien los trata bien, ¿qué mérito tienen? También los pecadores hacen lo mismo. Ustedes amen a sus enemigos, hagan el bien sin esperar nada a cambio”. Aprovecho para desearle una feliz Navidad.

ESCRITO POR:

José Alejandro Arévalo

Profesional, especialista en banca y finanzas. Profesor universitario. Consultor independiente.