Danilo Siekavizza Passarelli es un destacado empresario guatemalteco e impulsor de la educación en el país. Debido a un accidente fatal de su padre debió suspender sus estudios de Arquitectura en la Universidad Autónoma de México para dedicarse al manejo de la empresa familiar, debiendo acompañar el mundo de los negocios con actitud autodidacta. Actualmente es presidente del grupo Codaca, con presencia en Guatemala, Honduras y Belice, el cual comercializa importantes marcas de vehículos, una de ellas Hino, cuyos camiones mueve hoy día gran parte de la producción agropecuaria guatemalteca; Suzuki es otra de las marcas y ha incursionado con marcas chinas e hindúes que, asegura, son de óptima calidad. Director de la empresa de carrocerías Transam, director externo de Agromerica, fundador y presidente del Instituto Técnico Hino (ITH), que prepara técnicos en mecánica automotriz para que luego ingresen al programa intensivo de entrenamiento de la empresa, que los lleva 12 años después al nivel de Spirit Master. Ahora también trabaja con el proyecto del Instituto Técnico de Capacitación Codaca, que contribuirá al sistema educativo de Guatemala al preparar técnicos en mecánica automotriz y mejorará la calidad de mano de obra para el desarrollo del país. Fue presidente de la Asociación de Gerentes de Guatemala (AGG) 1995-1997, director y vicepresidente de Fundesa 2002-2017, coordinador del Programa Nacional de Competitividad (Pronacom) hasta 2007. Coordinó el Programa de Competitividad Regional con el apoyo de Incae y el Dr. Michael Porter. Director del Incae del 2004 a la fecha. En 2002 recibió el premio al Liderazgo Empresarial por International Management Development Association. También recibió una importante distinción otorgada por el gobierno de Japón, al reconocer su trabajo como empresario, siendo la primera persona en Centroamérica y el Caribe en tener este reconocimiento. Medalla Armando Diéguez Pilón, de la AGG; gerente del año en 2012, director a la fecha del Instituto de Progreso Social.

El 17 de febrero de este año recibió, en un emotivo acto académico, el título de Doctor Honoris Causa, otorgado por la Universidad Galileo, por su trabajo tesonero, su voluntad, su habilidad para conciliar y negociar, que lo han convertido en un empresario ejemplar e impulsor de la educación. Su discurso fue un pensamiento fresco en búsqueda del desarrollo en este país. Indicó: “Guatemala es un país de contrastes, bendecido en mucho, pero con problemas estructurales que no se han logrado resolver; una sociedad con grandes necesidades, con pocas oportunidades de mejorar, con una economía positiva pero con múltiples amenazas que frenan su desarrollo, como dijo el filántropo suizo Stephan Schmidiheiny —no puede haber empresas exitosas en sociedades fracasadas—, las empresas deben ser rentables y exitosas, pero pensar solo en resultados financieros es una aspiración muy limitada, más bien debemos fijarnos metas, pensando cómo podemos mejorar las condiciones de nuestros trabajadores y cómo mejorar la sociedad donde operamos, al asumir un rol de mayor relevancia social. Tenemos que buscar oportunidades para tener un país más educado, más justo, más próspero y, por ende, más equitativo. Por ello estamos ampliando nuestra oferta educacional y desarrollando una iniciativa para comprender los problemas de los trabajadores y así mejorar su bienestar, apoyándolos en sus problemas más significativos; son dos nuevos proyectos del grupo empresarial”.

Escuchar empresarios con este pensamiento llena de esperanza, sobre todo si estas iniciativas motivan a otros a buscar no solo resultados financieros, sino el crecimiento general de sus trabajadores y, por tanto, de la sociedad guatemalteca. Combinar la educación de los trabajadores para volverlos competitivos, con la búsqueda de su bienestar, es una fórmula ideal para que ganemos todos.