Rincón de Petul

Entre miedo y esperanza: 2025, año de los migrantes

Dicen los economistas que el dinero que envían los migrantes se compara con una quinta parte de nuestra producción interna bruta.

En el verano visité una tienda guatemalteca en el norte de Georgia que conozco desde 2010. En aquel entonces, ocupaba solo uno de los tres locales del edificio. Hoy ocupa, no solo todo el edificio, sino también un lote colindante, donde hicieron un campo deportivo. Pero, aunque la gran tienda sigue repleta de mercadería, algo distinto se respira en el ambiente. Esta vez, solo dos clientes llegaron en las horas que estuve ahí. El negocio cayó a un 40% en el año de Trump, confesó el preocupado dependiente. Era junio y ciudades, como la tan hispana Los Ángeles, ardían con las redadas migratorias. Este pueblo en Georgia dista en muchos aspectos de las grandes urbes y, como que pasó más desapercibido, en la gran cruzada contra la migración de la Casa Blanca. Pero nos dijeron que el terror está en cada hogar hispano del lugar. La llegada de Trump trajo marcado el sello de terminar con la era migrante (hispana). Trajo consigna de hacerles la vida invivible.

Bien le caería al país unirse, para hacer de esto una necesaria reflexión.

Sin embargo, las remesas familiares —medidor importante de nuestra población en aquel país— crecieron este año de forma aún más precipitada que la enormidad acostumbrada. Se anticipa que estas —que quizás son el mayor impulsador de la migración guatemalteca— superarán los US$ 25 millardos al final del año. Se cree que el crecimiento, que venía a un promedio del 12% los últimos 3 años, terminará 2025 arriba del 18%. Entre la generalidad de opiniones, parece haber coincidencia en atribuir ese seis por ciento de diferencia al retorno de capitales al país, por miedo a la deportación. Pero hay números que no terminan de cuadrar. Este año, Migración guatemalteca reporta 46 mil retornados, versus los 61 mil del año pasado. Aun entendiendo que ha habido retornos voluntarios, los números sugieren que la mayoría de migrantes permanece en EE.UU.

En 2025, el migrante guatemalteco en Estados Unidos tuvo que aprender un nuevo nivel de cómo vivir, como si el aire le fuera prestado. Nunca han sido del todo bienvenidos. Pero esta vez, no se trató solo de leyes vacías o discursos: Fue una ofensiva integral que empezó desde la retórica y continuó con el nombramiento de despiadados en puestos clave. Siguió con la ejecución de una operación masiva, invadiendo cada faceta de la vida, al punto de hacer temblar el fundamento mismo de aquella enorme nación. Este año, nuestros paisanos estuvieron en el centro de aquella carniza. Cada estacionamiento, un campo minado. Cada llamado a la puerta, una angustia, una taquicardia. No hay lugar seguro para millones de paisanos, quienes, a ese pesar, resisten y persisten. El resto de nosotros observa, ojalá, con la más grande admiración y reconocimiento.

Dicen los economistas que el dinero que envían los migrantes se compara con una quinta parte de nuestra producción interna bruta, la cual además impulsa, pues mucha remesa luego incrementa el consumo. Esto ha sido así desde hace mucho. Pero este, el presente, es un tiempo ensangrentado. Cada dólar viene teñido de un sacrificio mayor. Uno que desde aquí, casi ni se puede imaginar. Bien le caería al país unirse, para hacer de esto una necesaria reflexión. Para sentar cabeza y fijar banderas. Como alto simbolismo, Guatemala, sin pose ni fingimiento, podría reconocer el año del migrante. No por la cifra monetaria en sí, sino por lo que la cifra revela. Por lo que dice de nosotros, como gente, como nación. Y para posicionarnos coherentemente en el lugar que nos corresponde en lo que llaman el concierto de naciones. 2025 dice de nosotros que somos gente fuerte, honesta y apasionada por salir adelante. Guatemala reune lo mejor de lo que significa ser migrante.

ESCRITO POR:

Pedro Pablo Solares

Especialista en migración de guatemaltecos en Estados Unidos. Creador de redes de contacto con comunidades migrantes, asesor para proyectos de aplicación pública y privada. Abogado de formación.