Estado, empresa y sociedad
Estrategia de seguridad EUA: amenaza u oportunidad
La política y diplomacia buscan fortalecer las economías internas de los países socios.
El 2 de diciembre de 1823, el presidente James Monroe de los Estados Unidos de América (EUA) en su mensaje anual al Congreso, declaró que EUA no interferiría en los asuntos internos ni en las guerras entre potencias europeas, pero que cualquier intento de una potencia europea de oprimir o controlar a cualquier nación de este hemisferio, sería considerado un acto hostil contra los EUA.
Esta doctrina surgió de la preocupación de EUA y de la Gran Bretaña de que las potencias europeas intentaran restaurar las antiguas colonias en América Latina. De hecho, uno de los lugartenientes de Simón Bolívar fue un militar británico, enviado para socavar la influencia española. La Doctrina
Monroe, al afirmar la protección unilateral de Estados Unidos sobre el hemisferio occidental no podría haberse sostenido en 1823 sin el acompañamiento de la flota británica, porque EUA no era una potencia importante en ese momento; no obstante, las potencias continentales no mostraron intenciones de recolonizar América Latina.
A medida que EUA emergió como potencia mundial, en 1904 el presidente Theodore Roosevelt añadió a dicha doctrina la “política del garrote y la zanahoria”, estableciendo que, en el caso de mala conducta flagrante y crónica por parte de un país latinoamericano, los EUA podían intervenir en los asuntos internos de ese país.
EUA debe asociarse con aliados para dificultar que competidores no hemisféricos tengan influencia en la región.
En noviembre pasado, el presidente Donald Trump dio a conocer la nueva Estrategia Nacional de Seguridad de los EUA, a nivel global, incluyendo un corolario de la Doctrina Monroe para asegurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental, detener la migración ilegal y los flujos de drogas, favorecer la manufactura cercana (nearshoring), desarrollar las economías privadas, fortalecer la estabilidad y la seguridad regional. Esto implica reconsiderar la presencia militar de los EUA en la región y, cuando sea necesario, el uso de fuerza letal para derrotar a los carteles.
La política y diplomacia buscan fortalecer las economías internas de los países socios, haciéndolas más atractivas para el comercio e inversión estadounidense. Dado que el hemisferio occidental alberga muchos recursos estratégicos, EUA debe asociarse con aliados para dificultar que competidores no hemisféricos tengan influencia en la región. Cualquier ayuda y alianza deben depender de reducir la influencia externa adversaria, desde instalaciones militares, puertos e infraestructuras clave, hasta la compra de activos estratégicos.
Asociarse con gobiernos y empresas locales para construir infraestructuras, acceso a minerales críticos y reforzar redes de comunicaciones cibernéticas. En este orden de ideas, si quieren vivir como países soberanos y economías libres en un mundo liderado por los EUA, los bienes, servicios y tecnologías estadounidenses deben ser la mejor opción, señala el documento.
Así sintetizamos la estrategia expuesta por los EUA para los países del hemisferio occidental, o como nos llaman, el “patio trasero”, estando claros de las intenciones del gobierno norteamericano. Dada la enorme asimetría subyacente, debemos actuar con sabiduría e inteligencia, para que nuestro Gobierno, rector de la política exterior, vele por nuestros intereses estratégicos; y, que la política económica, habilidad negociadora, legislativa, empresarial, política y social nos permita aprovecharla de la mejor manera posible, para la prosperidad en el mejor interés de los guatemaltecos, convirtiendo nuestras debilidades e incertidumbres en fortalezas y así beneficiarnos de las obvias oportunidades que se nos presentan.