La sociedad estadounidense ha sido criticada dentro y fuera del país por su racismo contra los negros, y ahora también los hispanoparlantes. George Floyd, acusado de pagar con un billete falso de 20 dólares, murió luego de ser derribado al piso por cuatro policías blancos de Minneapolis, y uno de ellos lo inmovilizó, colocándole la rodilla y todo el peso del cuerpo en el cuello durante 15 minutos. La víctima les dijo no poder respirar, pero no lo escucharon. Al día siguiente, en Atlanta, un reportero de CNN, hispanoparlante de piel morena oscura, fue el único apresado de varios periodistas blancos, sin justificación. Dan esperanzas dos hechos: la disculpa del gobernador y ayer ver las fotos de policías de Miami hincados pidiendo perdón a manifestantes.

La muerte violenta e intencional de Floyd fue vista, literalmente, en todo el mundo. El fin de semana la indignación de blancos y negros se hizo clara con manifestaciones en Minneapolis, Washington, New York, Los Ángeles, Chicago, Miami, Denver, Seattle, Filadelfia, Boston, San Antonio, Atlanta, Detroit, Las Vegas, Salt Lake City, Houston, Nashville, Pittsburg, San José, New Jersey, Cleveland y otras. Desafortunadamente, como siempre, se infiltraron mareros y provocaron pillaje en almacenes y restaurantes, incendios de instalaciones y carros policíacos. También fueron atacadas las oficinas centrales de CNN, donde los vándalos fueron desalojados por la policía. La mezcla de todo esto obligó a declarar toque de queda en varias de las ciudades mencionadas.

Hace 28 años, en California hubo caos a causa del caso de Rodney King, atacado a palos por varios policías y filmado por alguien desde una ventana. En el caso actual, llamó la atención el silencio de Donald Trump, tan aficionado a los “tweets” pues hasta ayer a las 18 horas no se había pronunciado sobre este fin de semana. Los cargos contra el policía homicida son de asesinato en tercer grado, y ya comenzaron las críticas. La tensión se esconderá, lista para salir de nuevo si el fallo es de inocencia o justifique tal crueldad, evidentemente provocada por alguien incapaz de medir sus propias reacciones. Todo esto, unido y agregado a los miles de casos de racismo a lo largo de muchas décadas, demuestra el alto nivel de tensión racial de hoy en día. Y sin duda será tema electoral.

Solo eso le faltaba al país

A los problemas de todo tipo causados en Guatemala por el coronavirus y la forma torpe, además de repleta de actos corruptos, como se ha manejado la gravísima situación, el sábado se hicieron realidad en Guatemala las predicciones de la depresión tropical Amanda. La lluvia penetró por Santa Rosa. Eran impresionantes los videos del río Los Eslavos, famoso porque su puente colonial tiene siglos de resistir temporales e inundaciones, así como el Motagua cerca de su desembocadura. Estas realidades de la Madre Naturaleza no tienen ningún deseo de aceptar toques de queda, pero tampoco de tener piedad con quienes salgan fuera de sus viviendas para no morirse de hambre.

El gobierno hizo bien en cerrar el libramiento de Chimaltenango, y ya es el momento de exigir responsabilidades a diseñadores y constructores siguiendo diseños equivocados, sin haber hecho públicos sus temores y/o advertencias. Pero no es el único caso. Las lluvias son los grandes jueces de obras hechas por gente sin experiencia ni escrúpulos. Es necesario señalarlo porque muy probablemente el transporte de alimentos y de personas a la capital tendrá un nuevo valladar, imposible de resolver solo con una orden. La depresión pasará pronto, pero muchos de sus efectos se mantendrán, y todo esto se complementa con la forma inadecuada de combatir la pandemia.