Desde Ginebra
Los futuros acuerdos comerciales de la OMC
Los acuerdos plurilaterales han sido una característica del sistema de comercio durante decenios.
El Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), desde su creación en 1947, implementó en las negociaciones comerciales un principio llamado “el todo único”, el cual significa que nada está acordado hasta que todo esté acordado. Con la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995, este principio continuó en las negociaciones multilaterales, igualmente como la toma de decisiones de los acuerdos por consenso de todos los miembros de la OMC.
Estos enfoques funcionaron a lo largo de la segunda mitad del siglo 20.
Estos enfoques funcionaron a lo largo de la segunda mitad del siglo 20, donde sus deficiencias quedaron al descubierto, debido al fracaso del Programa de Doha para el Desarrollo y a la incapacidad de los miembros de la OMC para lograr una mayor liberalización del comercio multilateral. Hoy, en medio de una creciente hostilidad hacia una mayor liberalización del comercio, las perspectivas para el enfoque tradicional basado en el consenso parecen más tenues que nunca.
Los acuerdos plurilaterales han sido una característica del sistema de comercio durante decenios, y los Miembros están llevando a cabo actualmente varias iniciativas plurilaterales. Aunque algunos miembros de la OMC se oponen al plurilateralismo, en parte porque pudiera tener un efecto de desplazamiento de las cuestiones y disciplinas comerciales fuera del marco jurídico de la OMC.
A pesar de todo, la OMC no debe dejar de lado su compromiso con el multilateralismo, ya que es muy necesario en el comercio, como en muchas esferas de interés mundial. Sin embargo, se necesita un nuevo enfoque para fortalecer el multilateralismo comercial.
Los acuerdos multilaterales involucran a todos los miembros de la OMC (actualmente 166 países) y requieren consenso universal. Ejemplos incluyen al GATT y los resultados de rondas como la de Uruguay, donde su objetivo es crear reglas globales equitativas que beneficien al comercio mundial en su conjunto. En cuanto a los plurilaterales, que incluyen a las iniciativas de declaración conjuntas, solo involucran a un subgrupo de miembros voluntarios, y no son vinculantes para los demás. Ejemplos modernos son la iniciativa sobre el Comercio Electrónico, que ha avanzado con 90 miembros, impulsando reglas para el comercio digital y el Acuerdo sobre la Facilitación de las Inversiones para el Desarrollo, estos permiten avances en temas específicos sin esperar el acuerdo de todos.
Sobre la inclusividad y equidad, permite que países en desarrollo, incluidas las pequeñas economías, participen en decisiones globales y eviten ser marginados. Por ejemplo, en temas como el acceso a mercados agrícolas, el consenso multilateral ha protegido intereses de naciones vulnerables. Algunas consideraciones para pequeñas economías, para mitigar desigualdades, la OMC debe asegurar que estos acuerdos incluyan cláusulas de un trato especial y diferenciado, así como asistencia técnica para que países vulnerables participen. Entre los argumentos a favor de un cambio hacia acuerdos plurilaterales se encuentra un mundo cada vez más interconectado y dinámico, los acuerdos plurilaterales podrían ser una alternativa más ágil.
El enfoque híbrido puede ser la opción más factible para la OMC, que podría priorizar acuerdos multilaterales en temas críticos como la reforma de subsidios y la solución de disputas, mientras usa acuerdos plurilaterales para innovar en áreas emergentes. Esto requeriría reformas, como mejorar el proceso de toma de decisiones para evitar
vetos.
En resumen, el futuro de la OMC radica en un equilibrio, mantener el multilateralismo para la equidad global, mientras adopta plurilateralismo para la agilidad. Esto podría fortalecer el sistema, siempre y cuando se priorice la inclusividad.