El Gobierno ha tomado acertadas decisiones en el manejo sanitario covid-19. Seis semanas después del inicio de las disposiciones presidenciales, dentro del estado de calamidad, hay solo 24 contagiados por cada millón de habitantes y 13 personas fallecidas. Estamos en la fase de usar datos reales locales y apoyarnos en investigación científica sustentada con datos en otros lugares del mundo. Hay que hacer pruebas a muchas más personas. Ya hay producto y ya hay 5 laboratorios habilitados para ese fin. También ya tienen los hospitales construidos de emergencia y equipados gracias a una atinada decisión del Presidente y al apoyo incondicional del empresariado guatemalteco.

Alrededor del 8% de a quienes se les ha hecho la prueba ha salido positivo. Desconozco cuanto es el número de pruebas que deberían hacer cada día, pero por lógica, mientras antes se descarten los negativos y se atiendan los positivos menor posibilidad de propagación del virus. Por lo que he leído en varios medios en el mundo, la única forma de detener completamente el virus es cuando esté la vacuna disponible. Mientras tanto a seguir haciendo pruebas, a cuarentena a quienes den positivo, a tratarlos en hospitales a quienes se necesite y a hacer una campaña masiva a toda la ciudadanía para que haga caso con la prevención —guardar la distancia, lavarse las manos con frecuencia con jabón o con gel de alcohol, uso de las mascarillas y cuidar a los mayores—.

Llegó el momento de retomar el rumbo económico, social y político atendiendo la pandemia. Nos toca seguir a todos atacando la corrupción y a la vez la reactivación de la economía con un plan de fases rápidas pero cuidadosas. Destaco el pedido del Presidente de la República al Comisionado contra la Corrupción de realizar la acusación en el Ministerio Público a quienes descubrieron cometiendo delitos de corrupción en el Ministerio de Salud. Desde hace muchos años se escucha de corrupción en ese Ministerio y en varios más. La corrupción debe investigarse bien, acusarse con pruebas y juzgarse. Aparte de quien da y quien recibe, en Salud Pública hay más de 40 sindicatos manejados por líderes que solamente ven beneficios para ellos mismos y no para lo que se concibieron los sindicatos, similar al caso del Ministerio de Educación, el de mayor presupuesto en el país. Allí también hay que entrar a fondo en la investigación de corrupción. El sistema de salud y de educación del país es precario por la corrupción e ineficiencia que se ha desarrollado a través de los años.

Después de 6 semanas de tener cerrados negocios, de despidos por falta de capacidad de pago a empleados quienes están obligados a cerrar y la falta de llegar el beneficio de los Q11 mil millones aprobados en el Congreso, ya hay problemas de hambre y de seguridad ciudadana. Es momento de retomar el rumbo económico por lo que sugiero: 1) Reducir gastos de los organismos de Estado. 2) Inversión de la obra pública de lo aprobado en presupuesto nacional. 3) El régimen de trabajo a tiempo parcial —Convenio 175 de la OIT— se vuelve necesario y parte de la solución. 4) Formalizar al informal es clave —legislar su contribución fiscal y darles acceso a seguridad social—. 5) Devolución de crédito fiscal para que sirva de capital de trabajo. 6) Combatir el contrabando e implementar acciones para la protección de la producción nacional. 7) Revisar competitividad del tipo de cambio —menos remesas, tipo de cambio de México—. 8) Reducción de tasa de interés líder y que los bancos la trasladen a créditos –tarjetas, consumo, inversión— para reactivación económica. 9) Simplificar el ISR. 10) Exoneración de IVA temporalmente a canasta básica.

Fomentando la inversión, ahorrando el Estado y atacando la corrupción, se saldrá de la crisis más rápido que tarde.