Alternativas

Solsticio de invierno: el instante donde renace la esperanza

El solsticio nos llama: renacer como país exige reformar la ley que define nuestra democracia.

Hoy, 21 de diciembre, la noche más larga del año, el universo nos ofrece una de sus lecciones más claras: la certeza del reinicio. La ciencia lo explica con la inclinación de la Tierra, pero nuestros ancestros ya lo sabían. Desde los egipcios, los mayas y los druidas, el solsticio de invierno no era un momento para temer la oscuridad, sino el punto donde germina la esperanza. Ellos entendieron que, en la cúspide de la sombra, el Sol Invictus se alista para renacer. Para nosotros, esto debe ser más que una fecha: es un reinicio que el tiempo y la vida nos brindan para ser, personal y colectivamente, mejores.


La clave para entender esta oportunidad no está en el calendario lineal —ayer, hoy, mañana—, sino en el movimiento de los ciclos. Imaginemos el tiempo no como una línea, sino como un tornillo. Al girar, da una vuelta completa —un día, un mes, un año—, pero al mismo tiempo avanza y se inserta en una profundidad nueva. Y lo mejor de avanzar como un tornillo es que cada vuelta es un nuevo comienzo, un solsticio personal. Cuando el ‘hoy’ se convierte en el ‘ayer’, no se pierde. Nos llevamos la experiencia y el aprendizaje hacia la siguiente vuelta. Es la verdadera riqueza de nuestra vida. Los retos y crisis se transforman en un equipaje valioso: una sabiduría que nos fortalece y nos prepara para el siguiente ciclo. El tiempo siempre nos regala una nueva oportunidad para vivir, sonreír y crecer en el año, el mes, el día o el instante que sigue.

En la cúspide de la sombra germina la esperanza: el solsticio nos invita a renacer.


La idea del renacimiento cíclico era central para las civilizaciones antiguas. El solsticio no era solo un evento para contemplar, sino uno para activar. Los incas celebraban el Inti Raymi para “atar” simbólicamente al sol, demostrando que su fe y su acción eran imprescindibles para asegurar el ciclo de la vida. Ellos nos enseñan que el reinicio es un proceso activo. Nuestro viaje en el tiempo —al que llamamos “vida”— será más pleno si, en este momento de quietud, hacemos dos cosas esenciales: soltar y agradecer. Soltar conscientemente el miedo, los rencores o lo que nos haya pesado durante el año. Y agradecer por la experiencia vivida, por las personas que conocemos y por la alegría que podemos transmitir. La oscuridad nos invita a la introspección, a buscar en nuestro interior esa “semilla” de sueños y propósitos nobles en el silencio, para que esté lista para crecer con la nueva luz.


Llevemos esta idea a nuestra vida colectiva. Si el solsticio nos invita a ser mejores personas, también nos llama a ser un mejor país. El gran reinicio es la oportunidad para que la sociedad dé una vuelta de calidad en el tornillo. Se logra uniendo nuestra fe personal en el cambio con una acción cívica concreta, simple pero poderosa. Trabajemos por una sociedad más justa. Exijamos una reforma de la Ley Electoral que garantice una representación directa y transparente. Que sea nuestro gran acto de fe colectiva en el solsticio. La forma en que, juntos, declaramos que queremos un país donde la luz de la verdad ilumine de lleno nuestro camino. Es un paso para asegurar que el tornillo del tiempo nos lleve a un círculo más alto, con más libertad, más justicia y más oportunidades para todos.


La luz siempre regresa. Es una ley cósmica. Siempre estamos avanzando. El mismo cielo que miraron los mayas y los druidas es el que hoy nos recuerda que la humanidad comparte un destino común y una esperanza compartida, tejida a lo largo de los siglos por quienes nunca dejaron de mirar al horizonte. Cada instante que pasa jamás regresa; por eso debemos aprender, sonreír y gozar. Que la próxima vuelta del tornillo sea la mejor: un año de progreso personal y colectivo.

ESCRITO POR:

Carlos R. Paredes

Consultor en desarrollo institucional y empresarial. Máster en Economía Aplicada y Administración de Negocios. Ingeniero Mecánico Industrial. Exdirector ejecutivo del Campus Sur UVG. Exdecano de la Facultad de Ingeniería UVG. Catedrático universitario.