EDITORIAL

Día de decisión libre

Elegir con plena conciencia, con integridad y sin condicionamientos ni compromisos a causa de dádivas, regalos, bonos es una decisión libre.

Exigir cuentas sobre los ofrecimientos incumplidos de hace cuatro años, sobre las promesas que se quedaron sin honrar, las incoherencias, los dobles discursos, el tiempo perdido en confrontar o en culpar a otros es una decisión libre.

Regresar hoy a una nueva cita con las urnas electorales, después de tantas dificultades afrontadas en el proceso democrático, pero con la esperanza, el entusiasmo y el espíritu de renovación de quién vota por primera vez es una decisión libre.

Miles de jóvenes acudirán en esta jornada para ejercer su primer sufragio después de una amplia y difícil reflexión, después de escuchar propuestas políticas de todo tipo y, sobre todo, de haber vivido las dificultades para encontrar empleo o la incertidumbre sobre las perspectivas de desarrollo integral para los próximos años. Tal decisión necesita ser libre.

Conciliar las diferencias y romper las divisiones impuestas por discursos confrontativos, pero a la vez poner en su lugar, mediante las urnas, a quienes se dedicaron en puestos públicos a procurar su propio beneficio o el de sus allegados, sin importar las claras prioridades en educación, salud, desnutrición, economía, es ejercer una decisión constitucionalmente establecida.

Haberse equivocado no es el problema, sino eludir reconocerlo. Las malas decisiones no son un lastre perpetuo si se aprovecha el aprendizaje de sus claras y carísimas consecuencias. Haber creído en un discurso que sonaba a moral y valores, pero que terminó contradiciéndose con las acciones concretas no es una vergüenza, sino una dolorosa experiencia que enseña.

Encontrar la empatía para poder equilibrar las propias expectativas con las grandes carencias y necesidades de otros hermanos guatemaltecos es el espíritu magnánimo que se necesita para alejarse de cualquier extremismo y centrarse en los puntos de encuentro, pero ello solo es posible mediante una decisión responsable.

Salir de buena mañana este domingo 16 de junio del 2019 con una visión más experimentada que hace cuatro, ocho, doce años es un ejercicio de libertad y honestidad propias de quienes en cada alba salen a luchar por ganarse el sustento y contribuir a la construcción de un país más digno para las próximas generaciones. Es el tiempo de dejar atrás viejos moldes caudillistas y de dictar sentencia, con el voto, contra prácticas nefastas como la corrupción, el abuso de poder o el tráfico de influencias.

Enfrentar las papeletas con la mejor disposición de confiar el futuro de las instituciones a las personas que se consideren más dignos, más capaces y a quienes se exigirá cuentas de sus acciones es una actitud individual honorable que tiene lugar hoy, sumada, conjugada y conciliada con la de millones de hermanos guatemaltecos.

Pensar diferente no es un obstáculo para encontrar consensos, sino una ocasión para tender puentes y extender la mano para lograr entendimientos asertivos. Esa es una decisión valiosa, necesaria y libre.

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