“El espíritu de Jezabel estuvo presente durante el gobierno del Partido Patriota”, afirmaba Juan Carlos Monzón en su declaración por el caso cooptación de Estado, comparando personajes bíblicos con el exbinomio presidencial.

Con un tono de voz firme y proyectando cierto conocimiento de las historias bíblicas, Monzón capta la atención de la audiencia, cuando en su introducción hace una analogía entre Otto Pérez Molina con el rey David y Roxana Baldetti con Jezabel, para tratar de explicar de alguna manera cómo se movían los hilos del gobierno más corrupto de la historia de este país.

La primera similitud fue entre el rey David y Otto Pérez, explicando según el relato bíblico que fue un hombre con muchas cualidades, al que Dios mismo escogió y luego, estando en el poder, cometió el pecado de adulterio y asesinato. Pero, ojo, que David se arrepintió y cambió, a diferencia de Pérez Molina, que nunca enderezó su rumbo. El general podría haber sido un presidente medianamente aceptable, considerando nuestro podrido entorno y corrupción sistémica, pero sin duda Roxana Baldetti fue su perdición.

Otto Pérez perdió totalmente su liderazgo y voluntad, convirtiéndose en un monigote de su compañera. Todo el mundo sabía que la que mandaba era ella. Aun antes de llegar al poder se comentaba la extraña situación del dominio que esta mujer ejercía sobre él.

Unos afirmaban que esta señora acudía a brujos para conseguir sus propósitos, otros decían que al expresidente no le faltaban sus gotitas de escopolamina o burundanga, servidas dentro de la comida y bebida, para hacerlo perder su voluntad.

Aunque la comparación entre el rey David y Pérez Molina es grotesca, ya que ni en sus mejores sueños el expresidente podría ser “un hombre conforme al corazón de Dios”.

Ahora la comparación entre Baldetti y Jezabel suena más aceptable. Según Monzón, la exvicepresidenta fue la Jezabel durante el gobierno del Partido Patriota. Cuando se hace referencia a Jezabel, es una mujer descrita de esta manera: “Operaba detrás de bambalinas moviendo a su antojo a su débil esposo, utilizando la manipulación, la intimidación, la seducción y la dominación para afirmar su gobierno ilegítimo por medio de la hechicería”. ¿Le parece familiar esta situación?

Pues, simplemente describe el escenario que ha tenido que soportar el sufrido pueblo de Guatemala durante ocho años seguidos. Primero, con Sandra Torres y su dominio sobre Colom, y después con Roxana Baldetti sobre el general. Burundanga, puros, tirar sal en el fuego, etc.… brujería o no, lo que sí podemos afirmar es que vimos a dos presidentes sin voluntad, dominados por mujeres inescrupulosas y perversas, capaces de pasar por encima de cualquiera para lograr sus oscuros propósitos.

Las sorprendentes declaraciones del colaborador eficaz Juan Carlos Monzón desnudan la corrupción sistémica que padece Guatemala. Y esto es solo una pequeña parte de lo que sabemos. Imagine usted lo que no se llega a conocer. Mundos y submundos de ilegalidades, en todas y cada una de las instituciones del Estado.

El relato de Monzón es un retrato de sobornos, fraudes, empresas de cartón, caletas, fiestas, propiedades de lujo, regalos costosos y millones de dólares que van y vienen por todas partes, que nunca llegaron a su destino; es decir, a ser invertidos en salud, escuelas, carreteras, etc. Pero, entonces, ¿dónde está ese dinero? Definitivamente deben devolverlo, y además, ¿por qué no han capturado a los prófugos Érick Archila y Alejandro Sinibaldi?

Este caso es el juicio más importante en la historia del país, por lo que debe sentarse un precedente. De no ser así, sería una gran burla y la tumba de la justicia en Guatemala.