HOMO ECONOMICUSLos mitos de Stan
Mito número uno: ?El gobierno debería tomar de los casi US$4 mil millones que el Banco de Guatemala tiene como reservas monetarias internacionales y usarlas para la reconstrucción nacional?.
Imposible. Las reservas existen porque cuando el Gobierno necesitó aumentar su gasto público, vendió dólares al Banguat a cambio de que éste le imprimiera y entregara los quetzales.
¿De dónde sacó dólares el Gobierno? De las privatizaciones y de contratar deuda externa. Es lo mismo que pasa cuando un chapín recibe dólares de sus parientes en EE.UU.
Va al banco, los cambia por quetzales y se los gasta. ¿Qué cree que le diría el banco si regresa por sus dólares ?porque tiene una emergencia??
Claramente, los dólares dejan de ser propiedad del que los cambia y se vuelven reservas del Banguat. Allí están esperando a un importador que tenga que pagar a su proveedor del exterior o al Gobierno cuando deba pagar la deuda externa.
De allí salen las divisas. Si no, ¿de dónde? Por lo tanto, el Gobierno no puede ?disponer? de ese dinero para la reconstrucción… Olvidémonos. La ?idea? era demasiado buena para ser realidad.
Mito número dos: ?Gracias a Stan, vamos a tener una aceleración en el crecimiento económico?.
Vamos a ver: si yo le destruyo su carro este año y usted se ve forzado a reponerlo el año entrante, experimentará un importante crecimiento en sus activos durante el 2006. Es más, su nuevo carro, posiblemente sea mejor que el viejito que tenía. ¿Quiere decir esto que usted está mejor gracias al daño que le causé? No hace sentido, ¿verdad?.
El análisis debe tomar en cuenta el costo de oportunidad de los fondos usados para reponer su carro. El dinero ya no está disponible para otras cosas que, seguramente, también eran importantes para usted. No se haga bolas. Stan no nos hizo favor alguno.
Mito número tres: ?Es necesario crear un impuesto extraordinario para financiar la reconstrucción?. Falso. No se puede reconstruir un país empobreciendo a los ciudadanos. El Gobierno no crea riqueza. La toma de la población (en la forma de impuestos) y la redistribuye con su gasto público.
Ese acto no crea nada nuevo. Sáquese un billete de su bolsa izquierda y métaselo en la derecha.
¿Es más rico ahora? Lástima que no es tan fácil, ¿verdad? Lo que menos necesitamos es impactar la reconstrucción, que los propios ciudadanos ya están haciendo, clavándoles un impuesto adicional. Y no crean que se pueda poner impuestos que ?solamente pagan los ricos?.
Lo dicen sólo para ?dorarnos la píldora?.
En conclusión: no hay atajos para el desarrollo. La reconstrucción se deberá llevar a cabo con los medios que contemos y no con espejismos políticos. A trabajar pues…