EDITORIAL

Ignominiosa actitud ante tragedia humana

Resulta inconcebible que un gobierno pueda dar muestras de tanta incapacidad, estulticia y descaro en momentos en que es imprescindible la prudencia y el liderazgo para enfrentar una de las peores tragedias de las últimas décadas. Cuesta creer que con el transcurso de los días puedan incluso ser superadas las más penosas muestras de poca preparación entre las figuras más prominentes de una administración extraviada.

El pasado domingo, durante su primera comparecencia ante los medios de comunicación, el presidente Jimmy Morales declaró que lamentablemente no disponía de un solo centavo para afrontar la tragedia porque lo limitaba la Ley del Presupuesto. No solo era otra más de sus falaces declaraciones, sino que volvía a evidenciar su falta de conocimiento.

La dimensión de la tragedia muy rápidamente puso en perspectiva también la enorme irresponsabilidad del gobernante y de su equipo de asesores al designar a gente con poca capacidad para un cargo que requiere mucho conocimiento y sensibilidad para encarar con determinación cualquier posibilidad de crisis, tal y como hacen los países con un mínimo manejo de la cultura del desastre.

Lo actuado denota falta de tino por parte de quienes, por ley, tienen la responsabilidad de evitar una tragedia de grandes dimensiones, y en este caso la oficina de información climática había emitido los avisos necesarios y categóricos sobre lo que estaba ocurriendo en los alrededores del Volcán de Fuego.

Se actuó de manera negligente y por ello ahora el Ministerio Público ha anunciado pesquisas de oficio para determinar la responsabilidad criminal de quienes pudieron haber actuado con ligereza, pues con su desconocimiento de las funciones para las que fueron designados demostraron una actitud que debe ser investigada para determinar con mayor precisión cómo reaccionó la cadena de mando que debió activar las alarmas.

El penoso espectáculo del pasado miércoles en el Congreso, donde el director de la Conred fue incapaz siquiera de comprender la magnitud de su responsabilidad y la de quien lo puso en el cargo, deja en claro que no se puede asumir con tanta insensatez el reto de conducir una oficina encargada de velar por la integridad de los miles de guatemaltecos que viven en un peligro inminente.

Por si no fuera suficiente muestra de irresponsabilidad, ayer la canciller Sandra Jovel volvió a dar también una demostración de no encontrarse capacitada para estar al frente de la Cancillería ni de ningún cargo que requiera su comparecencia ante los medios de comunicación, porque no solo actúa de manera hepática, sino que incurre en imperdonables exabruptos, al tratar con extrema ligereza el dolor que embarga a miles de personas.

Las más altas autoridades del país, empezando por el presidente y la canciller Jovel, deben dejar de hacer el ridículo, y si son incapaces de comprender la magnitud de los problemas que conlleva gestionar los altos cargos que ocupan, simplemente deben hacer un supremo esfuerzo por encarar con un mínimo de dignidad el enorme reto que llevan sobre sus hombros, el cual requiere no solo sensibilidad, sino liderazgo para afrontar situaciones complejas.

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