CATALEJO
Jorge Vega, nueva victoria plausible
JORGE VEGA ESCRIBIÓ ayer una página gloriosa en la historia del deporte guatemalteco, y para alegría nuestra, logró la hazaña de ganar la primera medalla de oro guatemalteca en los Juegos Panamericanos. Fue francamente impresionante ver a este joven, de solo 19 años, realizar una serie de fantásticas rutinas en forma casi perfecta, por lo cual los jueces lo calificaron superior a los famosos, muy bien entrenados y evidentemente favoritos representantes de la gimnasia de Estados Unidos. Ganar en esa disciplina, en la cual es evidente, histórica y justificada la superioridad de los estadounidenses, constituye un hecho causante de una justificada alegría a los ciudadanos de este país, tan acostumbrados a modestos lugares deportivos.
UNA DE LAS MEjores escenas de la victoria de este menudo atleta guatemalteco, de 1.49 metros de estatura y 48 kilogramos, es cuando uno de los representantes de la gimnasia estadounidense se acercó, con su masiva musculatura, con alegría, a felicitar a Jorge, en una prueba muy clara del espíritu deportivo. Fue también muy satisfactorio y emotivo observar los aplausos y vítores del público, así como los comentarios positivos y felicitaciones de los narradores brasileños, los cuales tuve la oportunidad de ver y de escuchar. Es una victoria, nuevamente, de disciplinas deportivas individuales, donde es el esfuerzo de cada uno el factor fundamental. Esas mismas filmaciones explicaron la causa de su victoria tan merecida.
LA EXPRESIÓN DE QUIEN ganó la medalla de oro en el deporte de su escogencia siempre fue de una seguridad en sí mismo, sobre todo al realizar las maniobras de gimnasia, cuando después de varias piruetas cayó de espaldas y se volvió a levantar en fracciones de segundo. No soy experto en el tema, pero evidentemente estaba viendo a un triunfados en todo el sentido de la palabra. Lo felicito con toda efusión y al mismo tiempo le agradezco su entrega y sobre todo la lección otorgada a los guatemaltecos, ahora tan involucrados en manifestar su deseo de acabar con todo el arcoíris nefasto de los problemas políticos, sociales y económicos del país. Su triunfo pone en otro lado, esta vez positivo, la atención ciudadana.
SERÍA INJUSTO NO MENcionar a la también gimnasta Ana Sofía Gómez, así como a Érick Barrondo, quienes también deben sus grandes logros a la disciplina y a la seriedad de sus entrenamientos. Representan, sin proponérselo, a la nueva juventud guatemalteca. Es igualmente meritorio el empate a cero ante México logrado por la selección de futbol en la Copa Oro, pues los mexicanos tienen sin duda alguna más presupuesto, condiciones físicas y tácticas. No me puedo olvidar de Juan Carlos Sagastume, quien ha ganado competencias extremas a nivel mundial, entre ellas la ultramaratón del País Vasco, en la cual ocupó el quinto lugar, ni tampoco deseo dejar de mencionar a Andrea Cardona, primera mujer guatemalteca y centroamericana en conquistar el Éverest.
NO HAGO UN LISTADO exhaustivo. Me disculpo si olvidé a alguien. Guatemala puede y ha logrado destacar en los deportes individuales, y no lo hace en los necesitados de conjuntos, porque por alguna razón no se ha logrado crear equipos de un mismo nivel. Esto, claro, es una afirmación sin duda causante de críticas y de polémicas. Ignoro si Jorge y los demás atletas chapines lograrán preseas en la justa panamericana en la cual compiten. Pero lo importante es darles el reconocimiento a los logros obtenidos. Sería una buena idea, creo, juntar a los atletas guatemaltecos ganadores de medallas deportivas durante los últimos diez años, con el objeto de presentarlos como verdaderamente son: vencedores. Hoy existe una justificada alegría, a la cual me uno.