EDITORIAL

La constante lucha por una prensa libre

Este sexagésimo cuarto aniversario de la fundación de Prensa Libre, el 20 de agosto de 1951, constituye una ocasión propicia no solo para celebrar ese acontecimiento y reiterar a los ciudadanos guatemaltecos el ejercicio de un periodismo independiente, honrado y digno, sino para meditar acerca del presente y el futuro inmediato, mediato y a largo plazo del ejercicio periodístico tal y como se practica en Guatemala.

Debemos iniciar estas palabras con un reconocimiento cariñoso a los fundadores de este periódico, Pedro Julio García, Mario Sandoval Figueroa, Salvador Girón Collier, Álvaro Contreras Vélez e Isidoro Zarco, cuyos valores y principios fueron inamovibles durante el desarrollo de su larga y provechosa vida profesional. La tecnología ha variado enormemente, pero las bases que ellos sentaron se mantienen inalterables. Quienes participamos de cualquier manera en la tarea cotidiana de Prensa Libre, que desde hace algunos años incluye la divulgación del mensaje utilizando medios electrónicos, tenemos claro que cambia la forma de divulgar la noticia, pero que esta debe seguir teniendo los mismos valores.

Ciertamente debe ser constante la lucha porque la libertad de emisión del pensamiento, de informar y de ser informado permanezca, y por ello quienes intentan conculcarla deben ser enfrentados sin descanso. Pero en las actuales circunstancias del país, es fundamental señalar los peligros nuevos que hoy en día acechan al periodismo independiente.

Han proliferado medios informativos que simplemente son voceros oficiales pero ocultos de determinadas banderías políticas, que para colmo no han adquirido fama de ser profesionalmente realizados, sino son panfletos propagandísticos cuyo fin es multiplicar el efecto de mentiras y de exageraciones, de ataques a los adversarios y de mala utilización del derecho constitucional de emisión del pensamiento.

La llegada al Gobierno de gente que hasta la saciedad ha demostrado su desapego a las órdenes de las autoridades solo puede ser considerada como un serio problema para la consolidación de la democracia, tan debilitada a causa de los abusos de politiqueros. Por eso este aniversario de Prensa Libre debe ser considerado como un recordatorio de la libertad que se puede perder.

Nuestro nacimiento fue una muestra de repudio a la ley mordaza que el congreso existente en 1951 había fraguado. Ahora, son serias, aunque no fatales, las posibilidades de que llegue al poder un régimen intolerante, dispuesto a derrumbar las libertades, empezando por la que permite a la prensa informar de aquellas acciones ilegales e inmorales de los grupos políticos. Dentro de pocos días el resultado de la primera vuelta electoral permitirá predecir el futuro muy cercano en este tema.

Por todo ello, Prensa Libre está dispuesta a hacer lo necesario a fin de que se mantenga la prensa libre, que con todos sus posibles defectos es la única manera de que el ciudadano común y corriente se entere de la verdad ajena a la gubernativa. Nos alegra haber realizado esa tarea durante 64 años, aunque el camino haya estado manchado por la sangre y el sacrificio personales de muchos.

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