CATALEJO
Maldonado corrige la plana a la CC
HACE DOS DÍAS, EL LICENCIADO Alejandro Maldonado Aguirre emitió una opinión tajante, aunque como es su estilo, a veces lo expresó de forma exageradamente mesurada y no lo indicó de manera explícita. Se refiere a la decisión de la Corte de Constitucionalidad de declarar ‘suspendido en su cargo’ al magistrado suplente Héctor Trujillo, implicado en el caso de corrupción ya identificado en el mundo entero como el “Fifagate”. El expresidente de la CC y ahora presidente de la República declaró: “Es irregular que un magistrado esté suspendido. O está o no está, simplemente”. A mi criterio es una valiosísima opinión porque el declarante presidió la CC y por ello tiene la experiencia de conocerla desde adentro y desde hace tiempo.
HAY UNA SOLA POSIBLE interpretación a esas palabras. Trujillo debe ser expulsado de la CC. No puede haber medias tintas, en especial porque las autoridades del estado de la Florida ya informaron a esa entidad de la situación jurídica de quien es el suplente de la presidenta Gloria Porras. Debido a eso tampoco hay necesidad de “extenderse en análisis”, como expresó el licenciado Maldonado Aguirre. La razón es simple: resulta surrealista tener dentro del sistema jurídico del país a alguien involucrado en un escándalo de proporciones mundiales en relación a los negocios turbios y corrupción de los máximos dirigentes el deporte mundial más importante. Es imposible dudar de la culpabilidad de todos los acusados en todos los países.
LA CC, SEGÚN ESTE criterio, tomó una decisión de eclecticismo lamentable y de aplicación equivocada del principio de la presunción de inocencia. Independiente del resultado de los juicios, Trujillo —y los demás acusados— deben quedar fuera de sus cargos porque las evidencias son monumentales. En el caso del magistrado suplente suspendido, sería absurdo permitir su participación para integrar el pleno de magistrados, y no se le podría exigir inhibirse de todos los casos, porque ello implicaría tenerlo de adorno. Su permanencia en la CC contribuye al deterioro del prestigio de esa entidad, ya por sí debilitado a causa no solo de la forma como ocurrieron los procesos de su integración, sino por las más recientes e inexplicables decisiones.