LIBERAL SIN NEO

Salvando al soldado planeta

Un alto funcionario que fue a la conferencia de París en 2015 me dijo: “A países como el nuestro, esta declaratoria le permite tener acceso a financiamiento y otros beneficios”. De eso, precisamente, trata el Acuerdo de París, transferencia de plata, no de salvar al planeta. ¿Usted ha leído estos acuerdos?

Veo muy poca relación entre los Acuerdos de París sobre el Cambio Climático y el cambio climático en sí. Es un esquema de transferencia de riqueza de países ricos a países pobres, que tendría poco o ningún impacto sobre el cambio climático. El clima ha estado cambiando durante los 4.5 mil millones de años de existencia del planeta. La idea de que el cambio climático actual es catastrófico y sin precedentes merece sano escepticismo. Usando los propios modelos y datos de los alarmistas, Bjorn Lomborg calcula que si todos los signatarios de los Acuerdos de París cumplieran su compromiso, esto podría, quizás, tener el efecto de reducir el calentamiento global en 0.17 grados centígrados para el año 2100, a un costo de más de US$100 trillones. Predecir la temperatura global en el año 2100 es altamente especulativo y “quizás” reducir el calentamiento global en menos de un quinto de uno por ciento a un costo de US$100 trillones no es una buena inversión. Además, está el impacto negativo sobre el progreso y desarrollo.

Cuesta estar de acuerdo con Donald Trump; cada vez que abre la boca da pena ajena. Creo que hizo lo correcto al anunciar que EE. UU. se saldría de los Acuerdos de París, por ser una gran farsa que no hará nada por detener el cambio climático. Digo esto sabiendo que al decirlo uno cae tan mal como Trump; es muy políticamente incorrecto.

Una gráfica elaborada por Mario Cuevas en base a datos del Banco Mundial ilustra el promedio en la variación interanual en la emisión de CO2, de 2003-2013: Canadá -0.7%, Alemania -0.8%, Francia -1%, Reino Unido -1.2%, EE. UU. -0.7%. En este mismo período de tiempo, el mismo dato para Latinoamérica es +2.9%, China +9.9% e India +6.2%. Es más, los Acuerdos de París dan a China e India los peores contaminadores, hasta el año 2030, para empezar a reducir sus emisiones de CO2. Esto no le ha parecido a Trump y tiene razón. Bajo los Acuerdos se creó el “Fondo verde para el clima”, al que EE. UU. ya aportó mil millones de dólares. ¿Cuánto han aportado China, India y Rusia, que tanto simpatizan con el acuerdo? Cero. A Trump esto no le parece, y tiene razón.

Avanzados tres cuartos del siglo XIX, se estaban acabando las ballenas en el mundo. El aceite de ballena era altamente cotizado como combustible para las lámparas y estufas de las principales ciudades del mundo; barcos las cazaban a lo largo y ancho del planeta. Las ballenas no se salvaron por las prohibiciones de gobierno, regulaciones internacionales o manifestaciones de ONG. Se dice que el petróleo salvó a las ballenas, pero no es así; fue la innovación empresarial la que descubrió y llevó al mercado las maneras de utilizar este combustible fósil, un sustituto más eficiente y barato que el aceite de ballena. Actualmente, en una generación, la innovación empresarial en EE. UU. ha desarrollado nuevas tecnologías para recuperar gas licuado natural, reduciendo el uso de carbón mineral, de la mitad, a un tercio de su uso en la generación de energía eléctrica. La innovación empresarial es capaz de hacer mucho más que las regulaciones y acuerdos de gobiernos por detener la degradación del medio ambiente y salvar al planeta. ¿Por qué lo haría? Porque eso es lo que quiere la gente, y la empresarialidad solo prospera dándole a la gente lo que quiere.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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