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¿Existe riesgo de muerte por covid-19 después de la vacuna? Esto saben los científicos

La muerte del exsecretario de Estado de Estados Unidos Colin Powell por covid-19 pese a estar vacunado ha alimentado las teorías de los que se oponen a la vacunación, pero los científicos insistieron en que no debería socavar la confianza en las vacunas.

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Una jeringa es llenada con una dosis de la vacuna contra COVID-19 en un centro de vacunación en Rohnert Park, California, el 27 de enero de 2021. (Jim Wilson/The New York Times)

Una jeringa es llenada con una dosis de la vacuna contra COVID-19 en un centro de vacunación en Rohnert Park, California, el 27 de enero de 2021. (Jim Wilson/The New York Times)

El fallecimiento del exsecretario de Estado de Estados Unidos Colin Powell, el lunes 19 de octubre de 2021, debido a complicaciones por el covid-19 les ha dado cuerda a los escépticos y opositores a las vacunas, quienes de inmediato aprovecharon la noticia de que Powell estaba vacunado para alimentar las dudas sobre la efectividad de las vacunas.

No obstante, es muy probable que el sistema inmunitario de Powell estuviera debilitado porque padecía mieloma múltiple, cáncer de glóbulos blancos. Tanto la enfermedad como el tratamiento pueden provocar que las personas sean más susceptibles a las infecciones.

Según los científicos, tener 84 años también puede haber aumentado su riesgo.

Powell recibió su segunda dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech en febrero, afirmó Peggy Cifrino, su asistente de toda la vida. También señaló que estaba previsto que recibiera una dosis de refuerzo la semana pasada, pero enfermó antes de recibirla.

Powell también se había sometido a un tratamiento para la enfermedad de Parkinson en fase inicial, dijo.

Aunque la muerte de Powell es una tragedia de gran repercusión, los científicos insistieron en que no debería socavar la confianza en las vacunas contra el covid-19, que reducen de manera drástica las probabilidades de enfermedad grave y muerte.

“Nada es cien por ciento eficaz”, aseveró Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia. “El objetivo de vacunarse es saber que los beneficios superan los riesgos de manera clara y definitiva. Y sabemos que, en el caso de esta vacuna, es así”.

Las vacunas son muy eficaces, incluso contra la variante delta, que es más contagiosa y que en este momento es responsable de casi todos los contagios de coronavirus en Estados Unidos. Según un estudio reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés), las personas con esquemas de vacunación completos tienen aproximadamente una décima parte de probabilidades de ser hospitalizadas e incluso menos de morir a causa del covid-19 que las no vacunadas.

Un análisis de los datos de 40 estados realizado por The New York Times reveló que las personas con esquema de vacunación completo han representado entre el 0,2 y el 6 por ciento de los fallecimientos por covid-19.

Entre los más de 187 millones de estadounidenses con las dos dosis de la vacuna, se han producido 7178 muertes, según los CDC. El 85 por ciento de estas ha ocurrido en personas mayores de 65 años.

“Sí se producen fallecimientos de personas que se contagian después de las vacunas”, comentó Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Colegio de Medicina Baylor de Houston. “Pero hay ciertos grupos que corren un riesgo mayor”.

Desde el comienzo de la pandemia, ha quedado claro que los adultos mayores son los más propensos a desarrollar casos graves de covid-19. Además, tienen un sistema inmunitario menos fuerte en general y presentan una respuesta inmunitaria más débil a las vacunas.

En un estudio reciente, que aún no ha sido revisado por los expertos, los investigadores descubrieron que los habitantes de las residencias canadienses de cuidados a largo plazo, cuya edad media era de 88 años, producían niveles de anticuerpos neutralizantes entre cinco y seis veces menores tras la vacunación que los miembros del personal, cuya edad media era de 47 años.

“Esto los expone no solo a contagiarse de covid-19, sino también a sufrir consecuencias graves”, afirmó Anne-Claude Gingras, investigadora principal del Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum del Hospital Monte Sinaí de Toronto y autora principal del estudio.

Powell también se había sometido a un tratamiento para el mieloma múltiple, cáncer de células plasmáticas, que son un tipo de glóbulos blancos. Las células plasmáticas producen anticuerpos y, por lo tanto, desempeñan un papel fundamental en el sistema inmunitario.

Tanto la enfermedad como el tratamiento (que a veces incluye quimioterapia, inmunoterapia y esteroides) pueden dejar a los pacientes más vulnerables a las infecciones.

“Colin estaba sometido a un tratamiento para el mieloma múltiple, pero parecía estar respondiendo favorablemente”, señaló en un comunicado Kathy Giusti, quien constituyó la Fundación para la Investigación del Mieloma Múltiple y conoció a Powell cuando participó como orador en un acto de la fundación. “La inmunosupresión es un efecto secundario consabido del tratamiento del cáncer y un recordatorio de que, como pacientes, corremos un riesgo alto, en especial si además tenemos más de 65 años”.

También es probable que las vacunas sean menos eficaces en las personas con mieloma múltiple.

“Los tratamientos que estamos utilizando eliminan de manera indistinta tanto las células inmunitarias malignas como las normales”, afirmó James Berenson, director médico y científico del Instituto de Investigación del Mieloma y el Cáncer Óseo de West Hollywood, California.

Esto hace que los pacientes “corran un riesgo doble de no responder a la vacunación y de no responder tan bien una vez que contraigan la enfermedad”, añadió.

En un estudio nuevo, cuya publicación estaba prevista para el lunes en la revista Cancer Cell, los investigadores informaron que algunas personas con mieloma múltiple también presentan una respuesta débil de las células T tras la vacunación. Las células T pueden ayudar a reducir la gravedad de la enfermedad en las personas que contraen el virus.

En el estudio participaron 44 personas con mieloma múltiple que se habían vacunado con la segunda dosis de Pfizer o Moderna al menos dos semanas atrás. Diecisiete de esas personas no produjeron anticuerpos detectables contra el virus tras la vacunación. Estos pacientes tenían un número bastante menor de células T auxiliares, que activan otras partes de la respuesta inmunitaria frente al virus, en comparación con los pacientes con mieloma múltiple que habían producido anticuerpos tras la vacunación.

La buena noticia, según Samir Parekh, hematólogo de la Facultad de Medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí de Nueva York y quien dirigió la investigación, es que los estudios sugieren que las vacunas de refuerzo “parecen ser extremadamente prometedoras” para las personas que padecen mieloma múltiple.

“Los pacientes que no las hayan recibido deberían hacerlo de inmediato”, dijo.

La mejor manera de proteger a los adultos mayores y a otras personas con sistemas inmunitarios debilitados es que todos los demás se vacunen, comentó Ashish Jha, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Brown.

“Cuando hay un gran número de contagios en la comunidad, se extiende a las personas vacunadas”, dijo. “Y los más vulnerables corren mucho riesgo”.