En la actualidad, el 50 por ciento de hombres padece calvicie. La mayoría de ellos —hasta el 80 por ciento—, a causa de una alopecia androgenética y hereditaria. En ocasiones, ligada a factores externos.
Hasta ahora, la ciencia apenas ha empezado a descubrir la causa genética de este padecimiento. Ya hay algunas armas para ralentizarla, pero no para evitarla.
“Siempre supe que iba a ser calvo, pues mi padre y otros hombres en la familia lo son”, afirma Ricardo, quien empezó a perder el pelo alrededor de los 20 años. Hoy, a los 30, muestra la coronilla descubierta.
Rafael (32) también perdió el cabello. “Opté por raparme; creo que así me veo mejor”, asegura.
A principios del 2009, investigadores de la Universidad de McGuill descubrieron que dos variantes genéticas presentes en el 14 por ciento de varones multiplican por siete el riesgo de ser calvo. Estas variaciones se encuentran en el cromosoma 20, del que ambos padres aportan una copia en el momento de la concepción.
Otro gen, el Sox21, también está asociado con esta condición. Al parecer, funciona como un regulador principal de la formación de la cutícula del cabello.
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Lo normal
En la cabeza hay un promedio de cien mil cabellos, los cuales se mudan en ciclos que van de dos a seis años.
Es normal, asimismo, que al estirar un mechón se caigan algunos. Incluso hay épocas en las que la pérdida es mayor. La mayoría de mamíferos, por ejemplo, muda su pelaje después del verano para prepararse para el invierno. Esto sucede también en los seres humanos.
Ese pelo tarda algunos meses en reaparecer porque el folículo descansa. Solo se pierde el tallo. Luego, las células madre del folículo permiten que nazca. La preocupación empieza cuando, a los meses, el cabello no crece, se cae en exceso o se vuelve significativamente fino. Con esos indicios, se recomienda acudir con el dermatólogo.
“Lo que hay que tener en cuenta es que no existen remedios milagrosos para este mal. Por eso, lo mejor es averiguar qué tipo de alopecia se tiene y empezar con el tratamiento adecuado. Si no se cura, se puede frenar la pérdida de cabello”, refiere el dermatólogo Carlos Cardoza.
Mario Sarden, especialista en microtransplante capilar, de la clínica Sarden Medical Hair, refiere: “Para el diagnóstico se efectúa un historial clínico minucioso, un examen físico y otras evaluaciones complementarias. También se debe hacer un análisis microscópico del cabello y, en ciertos casos, una biopsia del cuero cabelludo”.
Los médicos pueden detectar varios tipos de alopecia. La androgenética suele empezar entre los 20 y 30 años y aumenta en forma considerable entre los 40 y 50.
¿Cómo sucede? “La línea de crecimiento del cabello retrocede gradualmente, lo cual va produciendo las llamadas ‘entradas’ en la cabeza hasta que la calva queda al descubierto”, explica Cardoza.
Esto sucede cuando los andrógenos, las hormonas masculinas, inciden sobre una serie de enzimas relacionadas con la degradación del folículo capilar, la raíz del pelo. De esta relación con las hormonas surgió el mito de que los calvos son más viriles. “No se trata solo del exceso hormonal, que puede darse en todo hombre, sino que es el patrón genético el que determina que las hormonas desencadenen el proceso molecular que hay tras la calvicie”, asegura Sarden.
Existen también otros tipos de alopecia. Una de ellas es la areata, que forma círculos sin cabello en una o varias zonas de la cabeza. Está relacionada con otras alteraciones del organismo, como desórdenes emocionales o del sistema inmunitario.
Otra forma es el efluvio telegenético, asociado con una mala dieta, la ingesta de ciertos medicamentos o alguna enfermedad grave.
En cuanto a la cicatricial, se origina por afecciones de la piel o tratamientos farmacológicos de larga duración, los cuales dañan el cuero cabelludo y el folículo en forma irreversible.
Ellas también
Se calcula que el 30 por ciento de las mujeres de 20 años en adelante sufren alopecia. En ellas, sin embargo, este problema sobrepasa lo estético, pues suele provocarles desequilibrios emocionales.
Su manifestación es difusa, ya que se presenta repartida por todo el cuero cabelludo, al contrario de los hombres, a quienes, por lo regular, les aparece en la frente, en forma de “entradas”, y en la coronilla.
Lo cierto es que en ambos casos son provocados casi siempre por factores hormonales y hereditarios.
Esa predisposición genética, combinada por cambios internos y externos, hace que la calvicie se acelere. Por ejemplo, la menopausia o el parto desencadenan una pérdida de cabello transitoria.
“Las dietas adelgazantes también aumentan la posibilidad de perder cabello, sobre todo cuando hay predisposición genética”, advierten los especialistas. Esto, debido a la falta de nutrientes.
En tanto, cuando no existe una predisposición genética, los trastornos nutricionales o médicos —anemia ferropénica, problemas en la tiroides, cáncer, diabetes o deficiencias de calcio— pueden causar pérdida de cabello.
Detrás de todo esto también está el estrés.
Soluciones
La calvicie se puede evitar si se toman medidas preventivas, pero una vez progrese, puede ser irreversible.
Entre las soluciones sencillas están controlar el estrés, llevar una alimentación adecuada —beber al menos dos litros de agua al día y comer frutas, verduras y productos con proteínas, así como evitar las grasas—.
También se debe mantener una higiene adecuada del cabello.
Existen, además, champús con fórmulas que fortalecen el cuero cabelludo, pero estos deben conseguirse en sitios con credibilidad. Hay que tener claro, eso sí, que no hay ningún producto que haga brotar el cabello de manera milagrosa. En todo caso, lo mejor es consultar con un dermatólogo.
Tecnología
Sarden emplea varias soluciones. Una de ellas es un tratamiento llamado Plasma rico en plaquetas, con el cual se regeneran los tejidos dañados. Este procedimiento se recomienda para personas con problemas en el cuero cabelludo que afectan el crecimiento normal.
También está el microtransplante capilar, que es uno de los tratamientos más frecuentes en medicina estética. Los especialistas aseguran que en alrededor de tres meses se empieza a notar el crecimiento del cabello. Este consiste en extraer pelo de otra zona del cuerpo y reubicarlo en la zona despoblada.
Otro es el de Extracción de Unidad Folicular (FUE, en inglés), un método de trasplante del folículo piloso, sin uso de bisturí o suturas. Este procedimiento es el más rápido y el riesgo de cicatrices es menor.
Por último está el tratamiento con láser, el cual repara y reactiva los folículos pilosos debilitados. Esto estimula el crecimiento del cabello y, además, soluciona problemas de caspa y grasa. Este procedimiento se aconseja a personas que hayan empezado a notar caída de pelo temporal, progresiva o en distintos grados de alopecia.
Estas son las soluciones más viables. Quizás, con el avance de las investigaciones genéticas y con el implemento de nueva tecnología, se pueda llegar a solucionar la calvicie de una vez por todas.