
“Ahora”, “ahorita”, “ahoritita”, “ahoritica”: ¿por qué es tan difícil definir el tiempo (y ponerse de acuerdo) entre los hablantes del español?
"Ahorita le envío el correo", me dijo del otro lado del teléfono con su inconfundible acento mexicano.
"Ahorita le envío el correo", me dijo del otro lado del teléfono con su inconfundible acento mexicano.