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El “test del limón”, la clásica prueba que puede revelarte cosas sorpresivas sobre tu personalidad

¿Te consideras extrovertido o introvertido? Para responder, es posible que tengas en cuenta cuánto te gusta ir a fiestas y hablar con extraños, o tal vez ya tienes la respuesta que te dio un cuestionario en internet.

A ver qué información sobre ti mismo le puedes exprimir a ese limón... (GETTY)

A ver qué información sobre ti mismo le puedes exprimir a ese limón... (GETTY)

Un acercamiento completamente diferente a estos temas implica el uso de un limón, y más específicamente, del jugo de limón concentrado. Esta prueba tiene una larga historia en la psicología de la personalidad y es muy fácil de hacer en casa.

También necesitarás un hisopo o palillo de algodón con un pequeño trozo de hilo atado exactamente en el centro del mismo.

  • Coloca un extremo del hisopo en la lengua durante 20 segundos. A continuación, vierte cinco gotas de jugo de limón concentrado en tu lengua, traga, y luego pon el otro extremo del hisopo en la lengua durante otros 20 segundos.
  • Por último, saca el extremo del hisopo de su boca y cuélgalo por el hilo. La idea es ver si cuelga en posición horizontal, o si el extremo que usaste después del jugo de limón cuelga más bajo porque es más pesado.

Si tu reacción al jugo de limón hizo un extremo más pesado, sugiere que te provocó salivar más de lo normal, lo cual es una señal de que -en un nivel fisiológico- eres una persona introvertida.

Si el hisopo de algodón queda horizontal, indica que no reaccionaste mucho ante el jugo de limón y que eres, probablemente, extrovertido.

Excitación cortical

Se trata de una versión de una prueba descrita en la década de 1960 por uno de los pioneros de la psicología de la personalidad, Hans Eysenck, y su esposa y colega investigadora Sybil Eysenck.

En el experimento original se utilizaron equipos de pesaje sensible para medir la cantidad de saliva absorbida por un algodón antes y después que las personas estuvieron expuestas al jugo.


Los Eysencks querían probar la teoría de “excitación cortical” de extroversión e introversión, del propio Hans Eysenck.

El investigador propuso que este aspecto de la personalidad tiene una base fisiológica y que los introvertidos tienen una mayor excitación cortical basal, lo que les hace reaccionar con más fuerza a la estimulación.

En esencia, sienten las cosas con mayor intensidad, provocando que se aparten de ciertas situaciones.

Verdad a medias

Los Eysencks afirmaron que la prueba del limón apoya la teoría de que las personas que obtienen una puntuación más alta en las mediciones del cuestionario de introversión tienden a salivar más en respuesta al jugo de limón.

Aunque la dimensión de la personalidad introvertida/extravertida es, sin duda, influenciada por factores biológicos (puede ser heredada en parte de nuestros padres), ahora sabemos que la propia teoría de la excitación es una verdad a medias.

Existe suficiente evidencia, incluyendo los estudios de imágenes del cerebro, para demostrar que los introvertidos tienden a responder con más fuerza a los ruidos fuertes y otros estímulos sensoriales.

Pero, contrario a la teoría de Eysenck, hay muy pocas pruebas de que tienen mayores niveles basales de excitación en general.

Aunque sigue siendo discutible si la prueba de limón puede revelar con precisión tu introversión, ciertamente dice algo interesante acerca de tu sensibilidad física, y se podría repetir un par de veces para obtener un resultado más fiable.

Resonancia autonómica

En cualquier caso, la extroversión y la introversión no son los únicos aspectos de la personalidad que se pueden medir con un experimento basado en el limón.

Un artículo publicado en 2014 sugirió que también podemos utilizar el cítrico para probar un aspecto diferente de la personalidad: cuánta empatía tenemos.

Esto es algo que los sicólogos suelen medir también por medio de cuestionarios, con los problemas habituales de la subjetividad y la honestidad.

Para proporcionar una prueba más objetiva, Florencia Hagenmuller y sus colegas pidieron a un grupo de voluntarios que pusieran tres motas de algodón en la boca (utilizadas para medir la saliva) y ver dos videos de un minuto: en uno se le ofrece a un hombre cortar y comer un limón, en el otro el mismo hombre toma las bolas de colores de un contenedor y las pone en una mesa. Este último era el video de control.

Posteriormente, los investigadores pesaron los rollos de algodón y determinaron que, en general, los participantes salivaban más al ver que el hombre comiendo limón que en el video de control.

Es un ejemplo de lo que los psicólogos llaman “resonancia autonómica”: la forma en que imitamos automáticamente los estados fisiológicos de los demás, como cuando bostezamos cuando vemos a alguien bostezar o hacemos una mueca de dolor al ver el dolor ajeno.

Pero todos difieren en cuanto a cuán sensibles somos en este sentido.

Curiosamente, los investigadores determinaron que mientras mayor era la puntuación de los participantes en un cuestionario de empatía (estaban de acuerdo con frases como “A menudo tengo sentimientos tiernos y de preocupación por personas menos afortunadas que yo” y “a menudo me afectan las cosas que pasan”), más tendían a salivar mientras veían al hombre comiendo limón.

Hagenmuller y su equipo dijeron que la prueba de la empatía a base de limón podría tener algunos usos serios. Por ejemplo, podría evaluarse en personas con dificultades para seguir las instrucciones de un cuestionario, como pacientes con esquizofrenia o autismo.

La ventaja de la prueba de video del limón es que no requiere ninguna comprensión por parte del examinado. Todo lo que tiene que hacer es sentarse y ver el video, y los resultados proporcionan una idea de cuánta empatía experimentan en un nivel visceral automático.

Así que la próxima vez tengas una bolsa de limones, tienes una opción. Puedes hacer limonada o algunos experimentos de psicología.

Me pregunto qué dirá tu decisión acerca de tu personalidad.

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