Pese a ello, “se pude vivir de la danza, si se tiene la pasión esas barreras se superan”, dice Claudia García, primera bailarina del Ballet Nacional de Guatemala.
Ellas representan la experiencia, pero sobre el escenario también hay jóvenes promesas. Andrea Ayala tiene 23 años y está dedicada a la danza contemporánea que para ella representa “una búsqueda constante de investigación y exploración del movimiento”. Desde hace dos años transita en este arte con Momentum, del Centro de Danza e Investigación del Movimiento de la Universidad Rafael Landívar.
En Guatemala no es habitual ver varones que se entregan en cuerpo y alma a la danza clásica, Nicolas Herrera, 18, es uno de ellos y es miembro de la Compañía Municipal de Danza.
Estas cuatro figuras comparten sus historias, y su paso por esta disciplina artística que es su pasión.
“Es importante dejar huella”
Coreógrafa, maestra y bailarina. Lizette Mertins tiene más de 50 años de trayectoria en la danza. Su prima Crista Mertins, una destacada balletista del país, la inspiró para iniciarse en el arte.
En su etapa de bailarina clásica fue parte del Ballet Nacional, Ballet Moderno y Folklórico y del Ballet del Instituto Guatemalteco de Turismo, del Ballet Contemporáneo de Xalapa (México) y en el Grupo La Danse Moderne (Canadá).
Su trayectoria dancística está ligada al teatro, espacio al que llegó para dominar su timidez. Fundó los grupos Centauro, Teatro Vivo, Tesseras y Exégesis.
Tiene más de 40 años en la docencia enfocada en la danza y el teatro.
“Ahora vivo mi etapa de educadora y de creadora coreográfica. Lo mejor es que puedo compartir mi experiencia y conocimientos con las nuevas generaciones. Es importante dejar huella”, dice.
No suele contar las coreografías que monta, pero crea unas ocho al año. Ixcalqueh, sobre el juego de pelota maya, fue reconocida con el Premio Opus, en 1991.
“El ballet me ha dado una vida”
Sin tener vena artística, pues su padre es abogado y su madre ama de casa, Claudia García es una apasionada por el ballet, y este legado lo traslada a su mejor alumna, su hija.
Desde hace 25 años forma parte del Ballet Nacional de Guatemala, y dos menos de ser primera bailarina de la institución.
Sus primeros pasos de baile clásico los dio a los 8 años en la Escuela Nacional de Danza Marcelle Bonge de Devaux, hasta graduarse a los 16, sin descuidar sus estudios académicos y obtener el título de Maestra para Párvulos y luego estudiar Derecho.
A los 18 años ingresó al Ballet Nacional y desde entonces ha protagonizado innumerables montajes.
“Ser primera bailarina representa mucha responsabilidad y siempre hay que exigirse ser la mejor”, dice.
Tuvo oportunidad de migrar a otros países para desarrollarse en la danza, pero decidió hacer carrera en su tierra y demostrar que se puede vivir del arte. “El ballet me ha dado vida”, indica.
“La danza, sin duda, es lo mío”
Fue en la adolescencia que Andrea Ayala comenzó a ser seducida por este arte que le permite expresarse a través de su cuerpo.
Era una quinceañera cuando sin tener claro a dónde se dirigía, su mamá la llevó a una clase en la Escuela Nacional de Danza Marcelle Bonge de Devaux.
“La edad no fue impedimento para aprender, creo que con disciplina y pasión todo se logra”, dice la joven de 23 años e integrante de la Compañía Momentum Danza Contemporánea, con la cual ha trascendido fronteras.
Al colectivo ingresó como bailarina invitada en el 2015. Un año más tarde pasó a formar parte del elenco.
De las coreografías, la que marcó su carrera sobre el escenario fue Debajo de la piel, la primera que bailó con Momentum. “Me sacó de mi zona de confort y me llevó a conocer mi cuerpo a otros niveles. La danza, es lo mío”, dice la bailarina.
“Cuando bailo lo olvido todo”
Durante la primaria y secundaria, Nicolas Herrera fue víctima de bullying porque sus compañeros no concebían que su pasión no fueran los deportes sino la danza clásica.
Tenía 6 años cuando le dijo a sus padres que quería ser bailarín. Lo inscribieron en una academia en La Antigua Guatemala —donde reside—, pero él quería más.
Su madre lo trasladaba todos los días a la capital para asistir, después del colegio, a la Escuela Municipal de Danza Clásica, pero después de cuatro meses la rutina se tornó agotadora y dejó de llegar a clases. Retomó sus estudios en danza hace cuatro años.
Cursa el séptimo grado de la carrera artística. El año pasado viajó durante dos meses a la American Academy of Ballet, en Nueva York (EE. UU.), a perfeccionar su técnica. “Al bailar me olvido de todo”, dice Herrera, quien es miembro de la Compañía Municipal de Danza. La pasión por este arte en movimiento y las habilidades que ha desarrollado convierten a Nicolas en una promesa de la danza, según Reyna Silva, directora de la escuela.
Agenda de celebración
Este año, el Día de la Danza está dedicado al maestro Richard Devaux.
- 29 de abril. Noche de gala con la participación del Ballet Nacional, Ballet Moderno y Folclórico y grupos seleccionados. 19 horas, Teatro Nacional. Ingreso Q25.
- 30 de abril. Presentación de Bx Contac (improvisación de contacto) y Quetzal Crew. Casa Cultural Dos Puntos —6a. avenida A 10-51, zona 1—, a las 15 horas.