Escenario

El taller donde Picasso creó el Guernica no se convertirá en hotel de lujo

El taller parisino donde Picasso pintó su famosa obra Guernica finalmente no se transformará en hotel de lujo, tras llegar a un acuerdo la empresa hotelera Helzear con la familia del artista, según informó hoy el Ayuntamiento de París.

Tras dos años de batalla judicial y varias partes implicadas en este proceso, se ha acordado mantener el espacio que albergaba el taller, situado en la céntrica rue des Grands-Augustins, en el que el pintor creaba sus obras y pasó largas temporadas desde 1936 hasta 1955.

Según un comunicado, en los aposentos de Picasso se creará un espacio para el desarrollo de actividades ligadas al conocimiento de la vida y de la obra del genio del arte.

Este espacio será reorganizado teniendo en cuenta los recuerdos de su hija Maya, que pasó una parte de su infancia y adolescencia en el lugar, según detalla la nota.

“Este proyecto responde a la demanda del Ayuntamiento de París y del Ministerio de Cultura y de la Comunicación, particularmente ligados y vigilantes de la conservación de la dimensión de gran valor que tiene este sitio”, señala el consistorio.

El resto del edificio sí será transformado en un establecimiento de lujo, aunque se respetarán tanto la fachada como las inscripciones en pisos superiores, incluidos dentro de la lista de Monumentos Históricos.

La Cámara de Ujieres de la Justicia de París, propietaria del histórico hotel desde 1925, había manifestado con anterioridad su deseo de transformarlo en hotel de lujo, para lo cual desalojó al anterior inquilino, el Comité Nacional para la Educación Artística (CNEA).

Este organismo, que se encargaba desde 2002 de proteger el taller y espacio de Picasso y de organizar exposiciones y conciertos en esa parte del edificio, formuló en 2013 una queja acompañada de centenares de firmas, con el apoyo de comediantes y artistas famosos.

Picasso no fue el único ilustre residente en este edificio: el comediante francés Jean-Louis Barrault, el poeta Louis Aragon o el dramaturgo Jacques Prévert fueron otros de sus inquilinos.

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