Antes de presentar cada pieza, el maestro Marco Tulio Barrios habló sobre cada tema de una manera didáctica y profunda, cual cátedra musical, para que el público apreciara de mejor forma lo que se disponían a disfrutar. El deleite comenzó con dos zarabandas del siglo XVII del compositor italiano Nicola Matteis, descubiertas hace poco.
El maestro Marco Antonio Barrios llenó de esplendor el recinto cultural. (Foto Brenda Martínez)
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El emblemático compositor Antonio Vivaldi fue uno de los más influyentes de la época desde el punto de vista musical, por lo que el virtuoso colectivo interpretaría de su autoría la Sonata número dos en re menor para violín, clavicémbalo y violoncello, y que era una de las favoritas del músico italiano. ¡Bravo, bravo!, era la respuesta del público ante semejante espectáculo de calidad incomparable.
El maestro Velasquéz interpretaría luego tres suites del compositor alemán Johan Sebastian Bach con variantes según el país : alemanda, corante y zarabanda.
Ricardo del Carmen Fortuny demostró su maestría en el violoncello. (Foto Brenda Martínez)
Con suma delicadeza las notas fueron fluyendo mientras los músicos interpretaban La Ceremonia de los turcos, pieza Giovanni Battista Lulli o Jean-Baptiste Lully, compositor italiano y que se nacionalizó francés, infiltrado en la corte de Luis XIV.
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Así como goza el espíritu al contemplar la belleza de la arquitectura y obras plásticas coloniales, así el público se regocijo del arte musical de esa época. Lo más destacado del recital fueron la pieza del maestro de capilla de origen k’iché Tomás Calvo, de 1726, originario de Huehuetenango, Sube triunfante señora, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, hasta hace se descubrió. Además de los interminables aplausos, el público se puso de pie ante del talento del barroco guatemalteco y de la fuerza vocal de Orozco.
Exquisita presentación del colectivo de música barroca. (Foto Brenda Martínez)
La velada llegaría a su fin, lamentablemente, pero dejó un recuerdo imborrable con una melodía al ritmo de fandango dedicada a la fiesta de Concepción, de finales del siglo XVIII y de la autoría del maestro de capilla de la Catedral Rafael Antonio Castellanos.
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“Es interesante escuchar este tipo de música, de conocer de autores guatemaltecos como Calvo del siglo XVII y XVIII y cómo la influencia de Europa no estaba tan lejana. Los maestros son fabulosos”, expresó Rigoberto Acevedo, que llegó acompañado de su esposa y su hijo, residentes de la zona 1.
El maestro Barrios hizo breves explicaciones de los instrumentos antiguos que utilizaron como el violín, fabricado en 1775, o el clavicémbalo, el cual evolucionó hacia el piano y tiene la característica de sonar con la misma intensidad en los tonos fuertes y suaves.
Hasta el 15 de noviembre se desarrollarán diversas actividades artísticas en la zona 1 como parte del Festival del Centro Histórico.
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