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Nochebuena en Guatemala: qué se celebra el 24 de diciembre y cuál es el origen de esta tradición
Como antesala a la celebración del nacimiento de Jesús en Navidad, la Nochebuena también se ha convertido en una festividad con tradiciones propias.
El nacimiento de la familia De León fue el ganador del primer lugar de este concurso en 2024. (Foto Prensa Libre: Erick Ávila)
Cada 25 de diciembre, las familias guatemaltecas celebran la Navidad como un tiempo de conmemoración y gratitud por el nacimiento de Jesús. Sin embargo, previo a esta fecha, también se celebra el 24 de diciembre, día conocido como Nochebuena, que posee sus propias tradiciones y significado religioso.
Aunque ambos días están ligados a la misma conmemoración, algunas personas tienden a confundirlos. La Nochebuena es, en esencia, la víspera de la Navidad: una noche dedicada a la cena familiar, la convivencia y la reflexión sobre el valor de estar juntos.
Esta celebración representa el tiempo de espera por el nacimiento de Jesús y remite a la travesía de María y José en su búsqueda de un lugar donde recibir al Hijo de Dios. Según el historiador Fernando Urquizú, la llegada de esta tradición a Guatemala está asociada con el legado cultural hispano.
Lo que comenzó como una vigilia de preparación religiosa fue, con el tiempo, adquiriendo un carácter más familiar y dio paso a nuevas tradiciones propias del país.
El comunicador católico Alberto Salazar explica que fueron principalmente los misioneros franciscanos quienes trajeron a Guatemala, en el siglo XVI, actos devocionales ligados a la preparación de la Navidad, como la elaboración de nacimientos.
Uno de los principales referentes de esta tradición es el santo hermano Pedro de San José de Betancur, quien vivió en Guatemala en el siglo XVII. A él se le atribuye el inicio de las posadas, celebraciones que marcaron el comienzo de la festividad de la Nochebuena. “Podríamos decir que ahí empieza, de alguna manera, la celebración de la Nochebuena”, señala Salazar.
Las posadas, que consisten en nueve días de peregrinación simbólica protagonizada por San José y la Virgen María desde Nazaret hasta Belén, se entrelazaron con la celebración del nacimiento de Jesús. De esta manera, el anuncio de su llegada empezó a dar sentido a la víspera navideña.
“Él es quien incorpora, de alguna manera, algunos elementos de nuestra cultura ancestral, como las tortugas y, por supuesto, los cantos, los villancicos, que venían de España. Esto podríamos situarlo más o menos en el siglo XVII”, añade Salazar.
Para el siglo XVIII, cuando la ciudad florecía en el valle de Panchoy, la tradición de los nacimientos ya se había extendido por todo el antiguo reino, y se trasladó luego a la Nueva Guatemala de la Asunción.
Fue en la actual capital donde se consolidó la costumbre de velar en espera del nacimiento del Niño Dios. Con el tiempo, nuevas influencias fueron integrándose: durante la Segunda Guerra Mundial, los soldados estadounidenses establecidos en la base militar de La Aurora —donde hoy se encuentra el Aeropuerto Internacional— introdujeron costumbres como el árbol de Navidad y la figura de Santa Claus, que terminaron entremezclándose con las celebraciones locales.
El simbolismo de la Nochebuena, enfatiza Salazar, reside en ser la vigilia del nacimiento del Niño Jesús. “Las fiestas de la Iglesia se calculan con el calendario antiguo, en el que el día comienza con la víspera, es decir, el 24 de diciembre en la noche”.
Por ello, es en esa noche cuando se aguarda la venida del Salvador. A las 0.00 horas del 25, se queman cohetes y se colocan las imágenes del Niño Jesús en los nacimientos, marcando así el inicio de la Navidad, una celebración que —desde lo religioso hasta lo familiar— mantiene viva una tradición de siglos en el corazón de los guatemaltecos.

