Escenario

Plástica: Carlos Mérida (1891-1984) 

Carlos Mérida nació en la ciudad de Guatemala el 2 de diciembre de 1891, y sus padres eran oriundos de Quetzaltenango.

Carlos Mérida realizó sus estudios de primaria y secundaria en la ciudad de Guatemala, al mismo tiempo que iniciaba sus estudios de pintura y música. Estudió en el Instituto de Artes y Oficios, con el profesor Manuel Carrera. En 1901 su familia se radica en Quetzaltenango, en donde continúa sus estudios bajo la dirección de Miguel Espinoza y Jesús Castillo; con el maestro Castillo inicia una gran amistad, ya que el maestro Castillo realizaba estudios etno-musicales y Mérida tenía grandes inquietudes musicales, las cuales tiene que interrumpir por padecer una esclerosis auditiva, lo que le llevó a dedicarse exclusivamente a la pintura.

De nuevo retorna a la ciudad de Guatemala, en 1909, siendo entonces donde parece haber entrando en contacto con Jaime Sabartés, Carlos Valenti y Rafael Yela Gunther. Mérida expone por primera vez en 1910 en las oficinas del diario El Economista. La muestra parece que la organizó Jaime Sabartés, dado que trabajaba en ese diario. Desgraciadamente no existe ningún documento que nos hable de dicha muestra, pero por lo que conocemos de la pintura de Mérida de esa época, su estilo era academicista, también incluyó copias de pinturas religiosas, copiadas de Esteban Murillo. En esa época sus obras las firmaba Carlos S. Mérida. O. El contacto con los artistas Santiago González y Jaime Sabartés, indudablemente ayudaron a Mérida en su evolución artística, como se puede notar en las pinturas. Las obras de Mérida, realizadas de 1930 a 1940, en ellas podemos ver magistrales interpretaciones como “Estampas del Popol Vuh”, o diversas series del folclor mexicano, en donde el colorido es suntuoso y primordial. Poco a poco su obra se fue estructurando cada vez más, en donde intuimos la rigurosidad en su construcción geométrica, acentuando la bidimensionalidad pictórica, al mismo tiempo reduce el color, en general solo utiliza cuatro, el amarillo, el blanco, el negro y un rojo amortiguado, utilizando el contraste de las texturas y la utilización de la línea. Repite las formas de donde surge un dinamismo a la vez expresivo y de gran poesía.

La obra que Carlos Mérida dejó en Guatemala es, sin lugar a dudas, una de las mejores de su producción artística, sobre todo las realizadas en mosaico veneciano, las cuales se encuentran en la Municipalidad Capitalina, esta obra se titula “La conquista”, así como los esmaltes sobre cobre del Banco de Guatemala y el Crédito Hipotecario. A casi ningún pintor le agrada que se hable de evolución en su obra, pero las acuarelas realizadas en París en 1927, con el título “Paisajes de Guatemala”, sustenta esta idea. En esta época Mérida tenía 36 años, y es en este momento en que se nota la ruptura, que más que ruptura es una evolución y una continuidad en su pintura. Al hablar de evolución, refiriéndonos a un gran maestro, es más bien un proceso en el cual el artista descubre al mundo, pero sobre todo, es cuando se descubre a sí mismo. Afina su técnica, madura sus convicciones, en la gran aventura de una ruta muy pocas veces recta. Llama la atención en la obra de Mérida el gran refinamiento de su composición, la limpieza de la línea, lo que hacen de su pintura, sean de una rara y extraordinaria belleza, que viven en un universo propio, creado por el maestro Mérida.

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