Escenario

Las procesiones infantiles son un testimonio de inocencia y fe

Durante la Cuaresma y Semana Santa, se admiran cortejos procesionales cargados en hombros de niños cuyos padres les fomentan la devoción de participar en manifestaciones religiosas de esta época, para que continúe y perdure en su adultez.

Procesión de la réplica de Jesús de la Preciosa Sangre, del templo de San Francisco, sale el tercer sábado de Cuaresma, junto con Jesús Flagelado de la Columna. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

Procesión de la réplica de Jesús de la Preciosa Sangre, del templo de San Francisco, sale el tercer sábado de Cuaresma, junto con Jesús Flagelado de la Columna. (Foto Prensa Libre: Álvaro Interiano)

“Antes de mediados del siglo XX, cuando surgen las procesiones infantiles, los niños participaban en oficios como naveteros —incensariantes—, o portaban las andas de San Juan”, explica el cronista de la ciudad, Miguel Álvarez.

“Una de las más antiguas es la del templo de Candelaria, del que salía en cortejo procesional la imagen de un Niño Nazareno, que perteneció a la cofradía en Santiago —Antigua Guatemala—, en el siglo XVIII. Ahora es llevada en hombros la réplica de Jesús Nazareno Cristo Rey, inspirado en el de la Demanda, del templo de La Merced”, indica.

Esta última —del siglo XVII— debe su nombre al hecho de que visitaba las casas para pedir fondos para la cofradía, explica el doctor en Historia del Arte Fernando Urquizú.

“A principios de siglo XX salía —de Candelaria— en procesión infantil una imagen de Nazareno de media talla”, dice Alejandro Pellecer, que organiza el cortejo procesional infantil de Cristo Rey, tallado por los hermanos Esteban y Santiago Rojas, y que es el más largo y multitudinario —dura siete horas— en el que participan ocho mil niños y niñas. “Es un semillero de devoción para inculcarles la tradición, ya que serán prácticamente los herederos de procesiones de adultos”, añade.

Otras de las primeras procesiones son las de la Recolección, con réplicas de Jesús Nazareno del Consuelo y del Señor Sepultado. Esta variación ha sido adoptada por otras hermandades capitalinas, así como en la provincia.

Características

Las andas de cortejos infantiles deben ser livianas, su recorrido es corto —de cuatro a seis horas— y solo en horas diurnas. También hay que tomar en cuenta que en algunos casos los que cargan son los timoneles, para liberar del peso a los pequeños devotos, cuyas edades van de 3 a 12 años, aunque hay padres que pagan turnos de sus hijos de menor edad, para acompañar las procesiones infantiles. En algunas, los más pequeños, cargan andas de San Juan y Santa María Magdalena.

Las imágenes que salen en andas infantiles de San Francisco datan de hace unos 10 años y son de devoción particular, prestadas, explica José Manuel Arreaga, encargado de la Cofradía de la Santa Vera Cruz.

“Los niños están en una edad formativa, por lo que hay que procurar que se sientan bien y que crezcan con una imagen positiva y continúen con esta experiencia”, refiere Byron Mijangos, organizador de los cortejos para menores que salen de la Catedral Metropolitana, famosa por su procesión de El Resucitadito, única que sale el domingo después de Semana Santa. “Hay que inculcar a los niños la importancia de la Resurrección”, añade.

Historia

Según explica el doctor en Historia del Arte Fernando Urquizú en su obra La participación infantil en las manifestaciones religiosas populares, los niños participaban en la parafernalia procesional vestidos de ángeles o discípulos  desde la época colonial.

En esos textos  se hace referencia de los problemas digestivos que les causaba a los menores durante el recorrido la ingesta de  comida excesiva que se les daba previo a los desfiles sacros, debido a que se creía que les proporcionaría energía.

Los pequeños asistían a las procesiones  desde temprana edad, tomados de la mano de sus padres que los instruían  en estas prácticas.

Testimonios

  • Naomi Cruz, de 8 años, carga desde los 4 en procesiones de San José, Candelaria y El Calvario y  pide bendiciones mientras lo hace. Comparte que le ha tocado levantarse a las 4 horas para participar.
  • Dylan Jocop, 8, carga desde los 4 años. Participa en cuatro cortejos infantiles. “Recuerdo la Pasión que Cristo sufrió”, dice. Asegura que no le pesan las andas y nunca se queja de caminar.
  • Edwin Ortega, 8, participa desde que era bebé, dice su padre, en cuyos brazos acompañaba los cortejos infantiles. Lleva en hombros andas del templo de Santo Domingo y Santuario de San José.
  • Waleska Álvarez tiene 5 años, y cargó la primera vez el año pasado en La Recolección. “Me dolió un poquito el hombro pero me sentía feliz de estar cerca de Jesús y la Virgencita”, dice.

ESCRITO POR:

Brenda Martínez

Periodista de Prensa Libre especializada en historia y antropología con 16 años de experiencia. Reconocida con el premio a Mejor Reportaje del Año de Prensa Libre en tres ocasiones.