Escenario
Superar, resistir y transformar: la historia de Marsha, una mujer que inspira
El camino de Masha no ha sido fácil, pero ha demostrado que con fe, amor y propósito es posible seguir adelante, incluso en medio de la tormenta.
Además de practicar gimnasia, Marsha organiza la carrera por la salud mental, que este año se correrá en octubre. (Foto Prensa Libre: Douglas Suruy Franco)
Hablar de Marsha Pamela López Calderón es sinónimo de resiliencia y un ejemplo —como muchas mujeres— de que la palabra adversidad no existe en su diccionario. En cambio, lucha y fe son el titular de la historia que escribe día con día.
Desde hace un tiempo, Marsha ha centrado su energía en promover algo vital y, a veces, olvidado: la salud mental. Cree con firmeza que el deporte es una poderosa herramienta de sanación emocional. Por ello, se ha convertido en una voz activa, organizando carreras con causa y actividades que no solo fomentan la actividad física, sino que invitan a reflexionar sobre el autocuidado, la fuerza interior y el poder de acompañarse mutuamente en el camino de la vida.
Desde el año pasado, impulsa la Carrera de la Salud Mental, con la que promueve el deporte y busca dejar un mensaje claro: la mente debe trabajar en armonía, y el deporte es una herramienta poderosa de sanación emocional. “Yo empecé con esta idea desde hace mucho tiempo, apoyando a personas con VIH, ya que la motivación es algo que me toca en lo personal”, sostiene.

Añade: “La salud mental me ha enseñado que sin ella yo no estaría aquí. La fuerza que tengo y la voluntad de seguir, sin el acompañamiento terapéutico, no las podría llevar. Por ello, entiendo que la salud mental debe ser priorizada”. A través de esa iniciativa busca visibilizar que la salud mental no debe tratarse en silencio, y que expresarse y activarse físicamente también es una forma de sanar.
Marsha es un ejemplo
Detrás de su sonrisa inspiradora y su vocación por ayudar a los demás, hay una historia marcada por adversidades que se han convertido en una lucha constante por sobreponerse cada día.
En el 2020, Marsha perdió a su esposo, un momento que desgarró su mundo. Ese mismo año, la pandemia llegó como un segundo golpe. En esa época también perdió su empresa, lo que le trajo incertidumbre y desafíos económicos para salir adelante junto a su hija, Paola Alessandra, quien entonces tenía solo 1 año.

Apenas un año después, la vida volvió a ponerla a prueba: fue diagnosticada con cáncer de esófago y metástasis en el pulmón y estómago. Una enfermedad que no solo afecta físicamente, sino que exige fuerza mental, espiritual y emocional. Aun así, decidió no rendirse. Además de ser madre, paciente oncológica y promotora de la salud mental, Marsha se mantiene activa practicando gimnasia, una disciplina que le permite sentirse plena, fuerte y libre. Aunque a veces se muestre agotada, su espíritu es incansable.
“Han sido procesos que, cuando digo cómo he sobrevivido hasta acá, yo puedo remarcar algo muy puntual, la fuerza que la mente nos da. Eso es lo que el deporte me ha dado”, dice.
Más inspiración

No solo el deporte ha sido clave para mantenerse en pie, sino que tiene un motivo poderoso para seguir adelante: su hija, quien la inspira a levantarse cada día, a sonreír y resistir. A lo largo del tiempo, Marsha no ha claudicado. Si bien la vida la cambió por completo, ha sacado la casta para salir adelante. Poco a poco intenta retomar su profesión como productora de eventos, pero, entre tanto, labora en diversos proyectos y emprendimientos. La vida le ha puesto ángeles en el camino, quienes han sido un soporte esencial para mantenerse activa en el deporte y han contribuido en la educación de Paola.
“Cuando una persona es diagnosticada con cáncer, es complicado tener acceso a un empleo, porque se necesita tiempo para recuperarse. Con mi hija contamos con una beca deportiva en Gymnástica, y ella tiene una beca de estudio”, refiere.
Marsha relata que el respaldo recibido ha sido fundamental para salir adelante, ya que, a pesar de su esfuerzo, su energía y capacidades físicas no son las mismas de antes. “Toda la comunidad escolar y deportiva me ha ayudado mucho”, sostiene.
UN MILAGRO DE DIOS
Mientras relataba su historia, su hija, Paola Alessandra, apareció para abrazarla con fuerza y compartir unas palabras.
“Cuando yo conocí a mi madre, sentí un milagro: que podría vivir muchos años con ella, y Dios lo cumplió así. He vivido muy feliz a su lado. Nos gusta hacer gimnasia. Ella es un milagro, es una flor para mí”, comentó, con los ojos llenos de amor.
Paola, con apenas seis años, conoce cada detalle de la situación. A pesar de su corta edad, muestra madurez y agradece a Dios por vivir y crecer junto a quien considera un milagro.
Recientemente, Marsha López compitió en el campeonato de gimnasia organizado por Gymnastica, donde obtuvo buenos resultados. Más allá de los logros, dejó un mensaje: no hay adversidad que impida salir adelante.
Su historia continúa. Cada paso que da escribe un nuevo capítulo en esa viga de equilibrio que es la vida. La resiliencia, la fe y el amor —sobre todo el amor por su hija— son el motor que la mantiene en movimiento.
“Todos los seres humanos hemos pasado por dificultades, y yo he encontrado en la salud mental mi fuerza interna. A pesar de lo que me ha tocado vivir, aún conozco personas en situaciones más difíciles. Por ello hay que ver la vida con gratitud, agradecer lo que se tiene y celebrar cada segundo”, puntualizó.
Marsha continúa luchando por su salud y bienestar. Actualmente batalla por no perder una pierna debido a una neuropatía. Pero si algo ha demostrado, es que la verdadera fortaleza no se mide con medallas, sino con el coraje de seguir, incluso cuando todo parece perdido.

