Luisa Ivón Sánchez Juárez lleva nueve años impartiendo clases de Educación Física en la Escuela Oficial Rural Mixta José Ignacio Ortiz Vides, en la aldea El Hato, en las afueras de Antigua Guatemala, Sacatepéquez.

Desde el primer día notó una necesidad urgente: muchos de sus alumnos llegaban a clase con zapatos rotos, botas de hule o incluso descalzos. Las niñas, vestidas con sus cortes tradicionales, y los niños, con pantalones de lona y calzado desgastados, sufrían raspones y heridas en los pies durante las actividades.

“Me quitaba mis tenis y me regresaba en caites prestados para dárselos a ellos”, comparte.

La idea de “Tenis con Amor” nació en el 2024, cuando intentó formar un equipo para la Carrera de las Rosas y se topó con el primer obstáculo: los niños no tenían zapatos adecuados. Con ayuda de su mamá, logró conseguir dos pares, pero su sueño creció.

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“Ya no quiero darles solo a cinco niños, quiero llegar a la mitad de los 300 estudiantes”, pensó. Sin recursos, pero con determinación, grabó un video en TikTok para pedir donaciones de zapatos deportivos usados en buen estado. “El video se hizo viral. Muchas personas se sumaron a la convocatoria y nos donaban zapatos”, menciona.

Luisa también recuerda que no tenía ni el tiempo ni el espacio para recibir las donaciones, ya que no podía dejar su lugar de trabajo. Relata que, en una ocasión, mientras daba su clase, la directora la llamó para indicarle que la buscaban en la puerta de la escuela. “Cuando yo llegué al portón, un señor en una moto me dice: ‘Mire, mi moto es viejita y me costó dar con el lugar, pero le traje esto’, y me entregó dos costales de tenis de diferente talla”, refiere.

Fue así como ella, junto a unas amigas, su mamá y un grupo de personas solidarias, hicieron posible el proyecto, ya que en tan solo 15 días recolectó cerca de 500 pares, superando su meta inicial.

No solo calzó los pies de sus alumnos, sino también de algunos jóvenes, madres y padres de los niños.

Según cuenta Luisa, más allá de recolectar todos los tenis, uno de sus mayores obstáculos fue asegurarse de que todos los niños recibieran tenis que les gustaran y que les quedaran.

Además, esta iniciativa fue reconocida por el Consejo Nacional de Educación Física, Deporte y Recreación (Conader), por su impacto comunitario.

Un nuevo proyecto

Ahora, Luisa prepara una segunda edición, con más tiempo y mayor alcance. “Aprendí que hay que soñar en grande. Esta vez buscaremos sedes en la capital y aliados estratégicos para poder llegar a más niños”, dice.

Su meta sigue clara: que ningún niño deje de correr, jugar o aprender por falta de un buen par de zapatos.

Espera iniciar la campaña en la última semana de abril y contar con un lugar en la capital y otro fijo en Antigua Guatemala para recolectar las donaciones de todos aquellos corazones que deseen apoyar su proyecto.

Hasta esta fecha, sigue recibiendo zapatillas deportivas en buen estado, de la talla 20 a la 39. Si usted desea apoyar esta iniciativa, puede comunicarse con ella al WhatsApp 4921-7713, o por medio de sus redes sociales: Ivón SJ, en Facebook, o @wichisjuarez en Instagram.