Salud y Familia
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Ansiedad post-alcohol: por qué aparecen ataques de pánico tras beber y qué hacer

Las personas que beben con frecuencia pueden experimentar niveles más altos de ansiedad, sobre todo después de que el efecto del alcohol desaparece.

El consumo excesivo y prolongado de alcohol puede generar ansiedad. . (Foto: Prensa Libre: Shutterstock)

P: A veces siento mucha ansiedad al día siguiente de beber. ¿El alcohol puede provocar un ataque de pánico?

La respuesta corta es sí.

Los ataques de pánico —oleadas repentinas de miedo y angustia abrumadores, acompañadas de síntomas físicos como opresión en el pecho, sudoración, palpitaciones, náuseas, dificultad para respirar, sensación de desmayo o entumecimiento en brazos y manos— son episodios intensos de ansiedad.

El alcohol y la ansiedad son “dos caras de la misma moneda”, afirmó Alëna Balasanova, profesora asociada de psiquiatría y directora de formación en psiquiatría de las adicciones del Centro Médico de la Universidad de Nebraska.

Aunque beber suele asociarse con relajación y socialización, los científicos han descubierto que el alcohol puede aumentar los niveles de ansiedad. Esto sucede cuando el organismo metaboliza el alcohol, un proceso que puede tardar más de un día. Las personas que beben con frecuencia pueden experimentar niveles más altos de ansiedad, sobre todo después de que el efecto del alcohol desaparece.

“No quiero asustar a la gente haciéndoles pensar que si salen y se toman unas copas de vino van a tener un ataque de pánico”, señaló Balasanova. “Pero ciertamente el riesgo siempre está ahí.”

Ese riesgo es aún mayor en quienes padecen un trastorno de ansiedad.

El círculo vicioso del alcohol y la ansiedad

Los científicos aún no comprenden del todo la relación entre el alcohol y la ansiedad, pero saben que las personas con trastorno por consumo de alcohol tienen un mayor riesgo de desarrollar ansiedad y viceversa.

Cuando una persona bebe, el cerebro aumenta la liberación de ácido gamma-aminobutírico (GABA), una sustancia química que genera una sensación de calma. Al mismo tiempo, el alcohol inhibe la producción de glutamato, un neurotransmisor asociado con la ansiedad. Estos cambios pueden hacer que la persona se sienta más relajada.

Sin embargo, el consumo excesivo y prolongado de alcohol puede alterar este equilibrio, explicó Kathleen Brady, experta en adicciones y profesora de psiquiatría de la Universidad Médica de Carolina del Sur.

Cuando el cerebro se acostumbra a un nivel elevado de GABA, comienza a producir menos de esta sustancia, mientras que el glutamato se vuelve más dominante, lo que genera un estado de hiperexcitación que puede derivar en síntomas como ataques de pánico.

Las autoridades federales de salud definen el consumo excesivo de alcohol como:

  • Hombres: cinco o más bebidas al día (o 15 o más a la semana).
  • Mujeres: cuatro o más bebidas al día (u ocho o más a la semana).

Brady advirtió que, aunque los efectos son más notorios en quienes beben en exceso, incluso el consumo moderado —dos o menos copas al día para los hombres y una o menos para las mujeres— puede inducir ataques de pánico, sobre todo en personas con trastornos de ansiedad o antecedentes de ataques de pánico.

Además, el alcohol puede causar deshidratación y afectar el sueño, lo que contribuye a un aumento en la ansiedad. Según Balasanova, usar el alcohol como una forma de aliviar la ansiedad solo agrava el problema a largo plazo, creando un círculo vicioso.

Cómo afrontar un ataque de pánico inducido por el alcohol

Existen estrategias para afrontar un ataque de pánico, sin importar su origen. Intentar combatirlo o distraerse puede ser contraproducente, advirtió David Carbonell, psicólogo en Chicago especializado en trastornos de ansiedad.

Un método efectivo es la técnica AWARE, cuyas siglas en inglés representan los pasos a seguir:

  1. Aceptar que el ataque de pánico está ocurriendo.
  2. Esperar y observar los síntomas sin tratar de controlarlos.
  3. Actuar con normalidad en la medida de lo posible.
  4. Repetir los pasos anteriores si es necesario.
  5. Esperar el final, pues la crisis suele durar menos de 15 minutos.

“Es liberador cuando te das cuenta de que no tienes que esforzarte para detener el pánico”, explicó Carbonell. “De hecho, cuanto más intentas que termine, más lo agravas.”

Si el consumo de alcohol o la ansiedad son motivo de preocupación, Balasanova recomienda hablar con un médico o un terapeuta, ya que buscar ayuda profesional puede marcar una gran diferencia en la salud mental y emocional.