Uno de los factores de que esto ocurra es el estrés crónico vinculado al divorcio, que según los investigadores de la Universidad de Duke (EE. UU.) tiene un impacto a largo plazo sobre el organismo.
En el trabajo, realizado entre 1992 y el 2010, una de cada tres personas se divorciaron al menos una vez. Luego de su separación, las féminas eran 24 por ciento más propensas a haber tenido un ataque al corazón que las que estaban casadas durante todo el estudio. Además, entre más divorcios tenía la persona, aumentaban los riesgos.
Por ejemplo, las probabilidades de infarto eran de 77 por ciento para las que tuvieron múltiples divorcios. Sin embargo, este riesgo era más reducido en los varones: un 10 por ciento extra en el caso de un único divorcio y de un 30 por ciento después de múltiples divorcios.
Según Linda George, autora del estudio, este riesgo es comparable a la de la hipertensión o diabetes. Aunque la mujer se case de nuevo, el impacto solo se reduce un poco mientras que el hombre se recupera totalmente.
Las causas de esta diferencia son inciertas. Por ejemplo, los cambios en el estilo de vida, como la pérdida de ingresos, no pudieron explicar este mayor riesgo. En declaraciones a BBC, George cree es posible que la angustia psicológica suponga una tensión constante sobre el sistema inmunológico y como consecuencia aumenten los niveles de hormonas proinflamatorias y de estrés.
El problema es que mientras que hay fármacos para muchas enfermedades, no los hay para las rupturas sentimentales. Los investigadores continuarán con sus estudios para determinar de forma definitiva si el divorcio es causante de infartos.
