Salud y Familia

¿Está preparado el niño para tener una mascota?

Cuando la familia decide tener una mascota, es importante tomar en cuenta la etapa de desarrollo de los hijos.

El primer paso es elegir un animal cuyas necesidades las pueda atender el niño. Algunas mascotas, como los perros o gatos, requieren atención diaria; se les debe dar de comer, peinar, limpiar sus excrementos y sacarlos a hacer ejercicio, explica la Asociación Americana de Pediatría.

Otros, como los peces, tortugas, pájaros, cuyos y hámsteres, demandan atención mínima y pueden ser una buena elección para un niño pequeño que necesita aprender sobre lo que conlleva tener una mascota. Por ejemplo, un pez dorado requiere alimentarlo solo cada dos a tres días, y el agua se le cambia solo periódicamente; por el contrario, un perro no se puede ignorar ni un solo día.

También, algunas mascotas tienen temperamentos dóciles que les permiten estar con niños. Por ejemplo, los perros como los golden retrievers y beagles tienden a ser afectuosos con los niños, mientras que otras razas como los boxers, pastor alemán, pit bulls y doberman pinschers, así como los french poodle miniatura pueden ser más impredecibles. Tener en cuenta las características del animal cuando seleccione una mascota.

La caspa —células de piel que se botan, cabello y plumas— de algunos animales pueden producir síntomas alérgicos en algunos niños. Si el pequeño padece de alergias —eczema, fiebre del heno o asma— o su familia tiene un historial de trastornos alérgicos, tal vez no sea una buena idea traer una mascota a la casa.

También hay que tomar en cuenta que algunas especies son una fuente potencial de enfermedad que puede afectar al niño. Casi todos los reptiles, por ejemplo, pueden portar y transmitir la bacteria de la salmonela que puede causar diarrea severa.

Sin embargo, mientras el menor tenga una buena higiene, especialmente lavarse las manos después de jugar con la mascota y antes de comer, podrá evitar estos problemas.

Los niños cuyo sistema inmunológico está bajo deben ser particularmente cuidadosos y evitar la mayoría de mascotas. Adquirir mascotas solo de criadores y albergues confiables. De lo contrario, se aumenta el riesgo de comprar un animal enfermo y poner en peligro la salud de la familia.

Antes de llevar la mascota a casa, hablarle al hijo sobre las necesidades del animal y todo lo que implica cuidar de él. Los libros sobre el cuidado de mascotas pueden ayudarle a entender lo que se puede esperar. Así mismo, puede visitar a un amigo que tenga una mascota, para que el menor pueda ver en la práctica lo que requiere cuidar de un animal.

¿Qué hacer cuando pierde el interés?

Si el niño se ha comprometido a ser el principal encargado del cuidado de la mascota pero no cumple con el acuerdo, tal vez alguien más en la familia estaría dispuesto a asumir la responsabilidad.

Si no es así, hacerle saber al menor que los padres no están dispuesto a poner en riesgo el bienestar de la mascota debido a su negligencia, y que a menos que su interés en el animal cambie, va a buscarle otro hogar, pero asegurarse que realmente se harán responsable de él.

Si esto llegara a pasar, nunca abandonar a la mascota en la calle, porque es un ser vivo que merece cuidados y afecto que solo los humanos pueden prodigarle, porque son animales domésticos y deben vivir en un hogar.

Durante esta discusión no acuse a su hijo de ser incompetente, en cambio, sea lo más lógico posible, diciendo algo como “el perro necesita una persona que lo cuide y que sea confiable, y tú no has cumplido con tu promesa. Debemos buscar otra familia que pueda cuidar del animal”.

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