Los celos son una respuesta emocional que bajo ciertas circunstancias son aceptadas por la sociedad: “Te quiere tanto que está celoso”. Sin embargo, cuando se convierten en el centro de la vida de la pareja y escapan al control de la persona pueden llegar a ser patológicos. En estos casos, la inestabilidad emocional, el sufrimiento y el engaño pueden llegar a destruir las relaciones personales.
En la mayoría de los casos, la desconfianza y la necesidad de controlar a la pareja alimentan un miedo irracional a perder a la persona amada, si bien no son indicadores de un buen amor. Cuando las conductas de comprobación propias de las personas celotípicas se centran en las relaciones pasadas, los celos se denominan retrospectivos.
La desconfianza y la necesidad de controlar a la pareja alimentan un miedo irracional a perder a la persona amada.
Sergio Lara, psicólogo especialista en Trastornos Obsesivos del Instituto Psicológico Internacional (IPITIA), explica que es compatible pensar que la pareja es fiel al mismo tiempo que tener celos de las relaciones anteriores. En este sentido, José María Martínez Selva, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Murcia y autor de “Celos: claves para comprenderlos y superarlos”, resalta el carácter irracional de este tipo de celos referidos a la imaginación del pasado.
Obsesión por las relaciones pasadas
Los celos retrospectivos, que de manera popular reciben el nombre de “síndrome de Rebeca” en homenaje a la novela Rebeca de Daphne du Maurier llevada al cine por Alfred Hitchcock, se construyen bajo la premisa errónea de la pareja “que ocupaba tu lugar”. Bajo la ansiedad de los celos, la persona trata de responder a preguntas como: ¿Será mejor que yo? ¿Me querrá menos que a ella? ¿Cuánto la quería?
Los celos por las exparejas son compatibles con el pensamiento de que la pareja es fiel actualmente.
La persona que los sufre imagina el afecto o las relaciones de su pareja con otras personas, se recrea en ellas y, casi automáticamente, aparece la idea de pérdida. Martínez Selva señala que “el límite entre el celo normal y el celo alarmante lo marca el hecho de que la persona no lo pueda controlar y altere la vida de la pareja”.
El celoso retrospectivo está obsesionado con la exclusividad de su amor y teme perder el dominio de la persona querida. El psicólogo especialista Sergio Lara apunta que la persona tiene miedo a que lo que se está viviendo no sea único y especial, y que si anteriormente se rompió la relación también pueda hacerlo ahora.
“La indagación en las relaciones anteriores buscan tranquilizar la angustia”, expresa el psicólogo de IPITIA. Según el especialista en trastornos obsesivos, el celoso a menudo cree que si sabe cómo fueron sus relaciones anteriores podrá evitar la ruptura y el sufrimiento. Sin embargo, Lara aclara que responder a las preguntas no pone fin al problema, sino que, al contrario, la información alimenta la falta de seguridad y la baja tolerancia a la duda.
A menudo, el celoso se compara con las exparejas. Lara puntualiza que estas comparaciones buscan una autodefinición, en este caso bajo el reconocimiento y la aprobación de la pareja. “Cuando nos comparamos estamos reafirmando y construyendo nuestra identidad”, añade Lara.
La persona que sufre celos no sólo se hace daño a sí misma, sino que también causa perjuicios a la persona amada. “A menudo aparecen reproches, alusiones dañinas para hacer sentir inferior el otro, preguntas indiscretas sobre qué pasó en determinados momentos con otras parejas, e incluso se puede llegar a la agresión”, expone Martínez Selva.
Inseguros y manipuladores
Los celos suelen tener un factor común en todas las personas que los sufren de gran necesidad de protección y seguridad. Sergio Lara señala que no existe un prototipo único de personalidad que caracterice al celoso retrospectivo, y que la causa subyacente puede variar, aunque los síntomas sean similares.
En función del motivo que origina el delirio, el test Cluster para los trastornos de personalidad identifica tres perfiles: el primero está relacionada con la pérdida de conexión de la realidad y la necesidad de ser exclusivo; un segundo tipo tiene un componente más emocional asociado al miedo al abandono; en el último prima la necesidad de control y la manipulación.
La indagación en el pasado y la comparación con las relaciones anteriores busca calmar la ansiedad del celoso para evitar la pérdida de la persona amada.
Martínez Selva apunta que el tipo de celo neurótico e inseguro es el más frecuente, si bien el último es el más peligroso. “El tipo egoísta posesivo suele ser más proclive a la violencia, no sólo psicológica sino física”, explica el catedrático. “Son personas que obligan a dejar una profesión, limitan la forma de vestir, alejan de los amigos… y lo hacen de forma sutil y a largo plazo”.
Frente a la necesidad de control, la inseguridad del celoso neurótico conduce al chantaje emocional. En este sentido, el psicólogo de la Universidad de Murcia destaca que la persona no tiene confianza en sus cualidades, en la atención ni en el afecto que recibe de la pareja. “Piensa que comparados con otros siempre tiene algo que perder y que él quiere más a la pareja de lo que el otro lo quiere a él”, declara Martínez Selva.
Existe un perfil de tipo neurótico e inseguro, y manipulador y controlador, que, aunque es menos frecuente es más peligroso.
Los celos retrospectivos afectan tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, ambos especialistas resaltan que los hombres tienden a revelarlos en menor medida, mientras que las mujeres suelen expresar más sus sentimientos. “A los hombres les cuesta más reconocer que son celosos porque evitan sentirse mal en la comparación”, reflexiona Martínez Selva.
Cómo poner fin a los celos retrospectivos
El celoso busca proteger la pareja y la relación, pero la manera de hacerlo es exagerada y contraproducente. “El grado de control ya pone la desconfianza con respecto al otro y es un ataque directo a la relación”, declara Martínez Selva, y añade que “si no hay confianza con respecto al otro, la relación está en peligro”.
No obstante, los especialistas insisten en que es posible superar el trastorno celotípico. Para ello, el catedrático de la Universidad de Murcia destaca la importancia de hablar con la pareja y establecer ciertos límites. “Lo mejor es intentar hablar sobre ello y aclarar cuál debe ser la conducta con las exparejas”, apunta Martínez Selva.
La duración suele estar marcada por el nivel de celos y por cómo afecte a la vida de pareja. “Sin duda, los celos deterioran la relación y en muchas ocasiones las rompe, pero mediante el trabajo terapéutico y la buena disposición de quien los sufre se pueden superar”, asevera Sergio Lara.
Responder a las preguntas sobre las exparejas no pone fin el problema, sino que aumenta la inseguridad.
Ante la insistencia de las preguntas del celoso, el psicólogo remarca que la pareja no debe seguir el juego sobre el pasado. “Todas las personas tenemos derecho a un ámbito de privacidad, y hay detalles de tipo íntimo que algunas personas no resisten y se pueden obsesionar”, puntualiza Martínez Selva, y subraya que la pareja no debe jugar a los “anticelos” porque esto sólo empeoraría la situación.
El experto en psicobiología resume los consejos básicos para afrontar los celos retrospectivos en concentrarse en la relación presente, disfrutar de ella y dar señales del compromiso actual. Además, según el escritor, “Es importante ponerse en el lugar de la pareja, porque es injusto e irracional para ella”. Si esto no fuera suficiente, se debe plantear buscar ayuda profesional.
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