Los participantes fueron sometidos a ocho pruebas de memoria y habilidades de pensamiento, 10 años antes de su jubilación, cuando tenían una edad promedio de 66 años.
El 59 por ciento de los evaluados presentó un deterioro en tres de las ocho pruebas, 23 por ciento tuvo deficiencias en cuatro de las evaluaciones, y solo un 18 por ciento presentó buena puntuación en todos los exámenes.
Los expertos observaron que quienes presentaron mayores complicaciones en las evaluaciones eran aquellas que habían estado expuestas a disolventes.
Por ejemplo, los que habían trabajado mucho tiempo con solventes clorados presentaron un 65 por ciento de mayor probabilidades de fallar en sus pruebas de atención.
“Las personas con alta exposición —a sustancias de este tipo— en los últimos años mostraron deterioro en casi todas las áreas de memoria y pensamiento”, indicó Érika L. Sabbath, autora del estudio.