Estos objetivos de vida más sana consisten en reducir en un tercio o mitad el consumo de tabaco, limitar en 10 por ciento el de alcohol, reducir en un 30 por ciento la cantidad de sal consumida, reducir en un 25 por ciento el número de personas afectadas de hipertensión arterial y en detener el alza del número de personas obesas y diabéticas.
Este esfuerzo permitiría evitar o atrasar, de aquí a 2015, más de 16 millones de muertes entra la población mundial de entre 30 y 70 años y evitaría 21 millones de muertes prematuras entre los mayores de 70 años.
Los dos elementos preponderantes para actuar sobre la esperanza de vida son el tabaco y la hipertensión arterial, que es un factor de riesgo importante para las enfermedades cardiovasculares y se puede combatir con medicamentos, practicando ejercicio físico y reduciendo el consumo de sal.
El principal autor del estudio, el profesor Majid Ezzati, detalla que son las poblaciones con ingresos bajos o medios las que más beneficiarían de estos esfuerzos, con 31 millones de muertes prematuras evitadas o atrasadas.
Respetar estos objetivos de vida más sanos permitirían “acentuar la caída de la mortalidad para las enfermedades cardiovasculares y las enfermedades respiratorias crónicas, reducir el número de muertes por cáncer de pulmón y de estómago, e invertir la tendencia en materia de mortalidad vinculada a la diabetes“, según este especialista de salud, nutrición y medio ambiente, citado en un comunicado de Lancet.