Vida

Philip Guirola: el pequeño cantor

Por primera vez en la historia, un niño guatemalteco —Philip Guirola— forma parte del coro austríaco Niños Cantores de Viena, agrupación con más de 500 años de trayectoria, que se presentará en el país el próximo mes, acompañado de la Orquesta Sinfónica Nacional.

Coro Mozart que vendrá a Guatemala.

Coro Mozart que vendrá a Guatemala.

Philip, de 12 años, hijo de padre guatemalteco —Alex Guirola— y madre austriaca —Birgitt Schneider—, vivió en el país hasta el 2009. Luego, su familia viajó a Viena a residir ahí. Fue así como tuvo la oportunidad de conocer de cerca la agrupación y emprendió el arduo camino que se requiere para formar parte de esa reconocida agrupación.

“El proceso fue largo y muy duro, porque tuvo que pasar varias pruebas antes de ingresar, pero ahora está muy contento porque siempre tuvo interés en la música”, comentó Álex Guirola, padre del niño.

Philip conversó con Prensa Libre por correo electrónico. Este es un resumen de la entrevista.

¿Cómo empezó su inquietud de formar parte de Niños Cantores de Viena?

Siempre me gustó la música, y especialmente cantar. Empecé en el coro del Instituto Austríaco, en Guatemala. También participé en un concurso de música de la revista Chicos. Pero nunca había estudiado música formalmente. Cuando llegué a Viena, me invitaron a un día de puertas abiertas con Niños Cantores de Viena. Me gustó mucho el lugar y lo que ofrecían.

¿Cuál fue el proceso para ingresar al Coro?

Hice una prueba, y les pareció bonita mi voz. Después, recibí clases con una maestra y tuve que pasar otras pruebas. Luego, estuve una semana de prueba en el colegio, para ver si me gustaba y me acoplaba. En verano participé en un campamento con los niños en el sur de Austria, a la orilla de un lago muy bonito, donde pasé un mes ensayando y conviviendo con ellos como si fuera parte del grupo. Me gustó mucho, y me aceptaron para entrar como aprendiz por un año. Al final de ese tiempo me aceptaron en el coro que lleva el nombre de Mozart, y me entregaron el uniforme oficial de niño cantor —septiembre del año pasado—. Eso fue un momento muy emotivo.

¿Cómo ha sido su experiencia en Austria?

Cuando llegué—hace tres años—, ingresé en un colegio público y pude hacer muchos amigos rápido. Viena es una ciudad muy bonita, histórica y muy segura. Hay muchos parques y lugares divertidos. Y me gustan los pasteles…

¿Qué ha sido lo más difícil de formar parte de esa agrupación tan importante a escala mundial?

A veces es difícil estar separado mucho tiempo de los papás y de la familia cuando estamos de gira en el extranjero. Por ejemplo, cuando estuvimos en Estados Unidos, durante dos meses.

Además, cuando no estamos de gira, permanecemos internados toda la semana. Entramos domingo por la noche o lunes temprano, y salimos sábado al mediodía, si no tenemos que estar en la misa del domingo, cada 15 días.

¿Cuál es la rutina que sigue?

Nos despiertan a las 7 de la mañana, desayunamos, y a las 7.30 comenzamos las clases en el colegio. El internado está a la par del colegio, en el Palacio Augarten. Tenemos las mismas materias que otros colegios, solo que además ensayamos dos horas diarias de música. A las 12 almorzamos en la cafetería, y luego hay una pausa larga.

Mi día de clases termina a las 6. Ceno, y después nado. Practico deporte en el parque del palacio, ejecuto mi instrumento —el chello— o juego con mis amigos. A las 9 tengo que irme a dormir. Antes de acostarme llamo a mi familia.

¿Qué consejo le daría a niños que quieran seguir sus pasos?

Si les gusta la música y tienen aptitud, pueden escribir a nuestro instituto o presentarse por internet. Algunos extranjeros mandaron un video a los Niños Cantores y así lograron entrar. Otros interesados vienen a los conciertos y hablan directamente con los encargados de música.

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