Comunitario

Familias se organizan para vivir en albergues

Los damnificados intentan disimular su angustia por haber perdido todo lo que tenían debido al derrumbe del pasado 1 de octubre en El Cambray 2, Santa Catarina Pinula.

Un mural muestra dibujos y metas de los niños de El Cambray 2, quienes sueñan con ser profesionales.

Un mural muestra dibujos y metas de los niños de El Cambray 2, quienes sueñan con ser profesionales.

A la par de una cama plegable, hombres, mujeres y niños esperan una respuesta de las autoridades sobre el nuevo lugar al que serán trasladados, con el desconsuelo de no saber cuánto tiempo pasarán en condiciones que califican de incómodas.

Son dos albergues los que se habilitaron en el municipio, y en cada uno hay un promedio de cien personas que perdieron sus viviendas por el alud o que fueron evacuadas preventivamente.

Llevan 10 días desde el traslado, pues la mayoría llegó el viernes 2 de octubre en la madrugada. Desde entonces, en un día típico no queda más que esperar.

Tienen los tres tiempos de comida y pueden ingerir jugos, yogur y galletas, como refacción. Hay médicos, pediatras, nutricionistas y psicólogos para apoyar en la recuperación emocional.

Pueden salir si tienen los brazaletes que los identifican como albergados.

Les dan tres tiempos de comida y pueden refaccionar galletas y jugos.

Deben colaborar con las labores de limpieza, orden y seguridad.

Los niños tienen tardes de cine, en las cuales les proyectan películas.

Hay sanitarios para uso familiar y médicos para atender a las personas necesitadas.

Tienen televisores que fueron donados por una empresa.

Los niños juegan con artículos y juguetes que les han llevado. Los pequeños rostros se iluminan cuando voluntarios llegan a visitarlos y hacen juegos. Otras personas simplemente se sientan, ensimismadas, a esperar una solución.

Las quejas

Tres personas albergadas narraron a Prensa Libre lo que ocurre cuando se cierra las puertas y adentro no hay nadie más que las familias afectadas. Prefieren no dar su nombre, por seguridad y temor a ser excluidos de la ayuda gubernamental.

“Fíjese que aquí tenemos malos tratos. Nos dan comida sucia y solo frijol y huevo los tres tiempos”, dijo un afectado, pese a que se he provisto de numerosos productos.

Además, contó que los encargados les dicen que si no les gusta se pueden ir a otro lado.

“Queremos buenos tratos. El que hayamos vivido en El Cambray 2 no quiere decir que nos van a tratar así”, explicó.

Otra persona manifestó su descontento y sostuvo que el lugar para dormir es incómodo y las camas plegables no soportan el peso.

“La semana pasada venía un camión a donarnos colchones, y Hugo Recinos, el encargado de los albergues, no los dejó entrar”, lamentó.

La organización

Recinos, coordinador de los albergues por parte de la municipalidad, explicó que las familias están organizadas en comités de limpieza, alimentación y seguridad, y que todos los días trabajan en las necesidades de los internos.

Las visitas son de 15 a 18 horas todos los días, pero solo dos personas por familia.

“Tratamos la manera de que internamente se haga valer el respeto y resguardar la integridad de los niños”, afirmó Recinos.

“Las personas pueden salir cuando lo deseen. Las visitas sí están restringidas, porque se empezaron a perder cosas”, detalló el coordinador.

Todos tienen un brazalete. Según Recinos, también han vacunado a las personas y controlado vectores, como zancudos.

El presidente Alejandro Maldonado Aguirre visitó los albergues ayer, y ofreció a las personas: “Si Dios lo permite, van a pasar la Navidad bajo un nuevo techo. Vamos a empezar la construcción a la mayor brevedad posible”.

ESCRITO POR: