Según su propio relato, los migrantes estuvieron “encerrados en bodegas de seguridad durante cuatro días” a la espera de ser trasladados escondidos en autobús a la frontera del estado mexicano de Sonora (noroeste) con Estados Unidos, dijo la dependencia.
Los extranjeros dijeron haber pagado por ese traslado cinco mil dólares cada uno a los traficantes de personas, que les amenazaron con hacer “daño a sus familiares” si daban información a las autoridades, señaló el INM.
Otros 29 migrantes, seis de ellos menores, fueron interceptados en autobuses en el estado de Querétaro (centro) , 15 de los cuales eran hondureños (cuatro de ellos menores) , ocho guatemaltecos y seis salvadoreños.
En Nayarit, al oeste de México, personal del INM también localizó a 12 guatemaltecos, cuatro hondureños y cuatro ecuatorianos con estancia irregular en México en dos controles de buses.
Unos 140 mil extranjeros -la mayoría centroamericanos- ingresan cada año de manera ilegal a México, intentando llegar a territorio estadounidense en busca de una mejor vida, de acuerdo con estimaciones oficiales.
Algunos de ellos pagan a “polleros” (traficantes) para que los guíen en su ruta clandestina y muchos son víctimas de robo, extorsión, violación, trata, secuestro y asesinato por parte del crimen organizado, así como de abusos por parte de autoridades.