Internacional

La ONU apela al mundo por ayuda para el devastado Haití

El coordinador de ayuda humanitaria de la ONU hizo el lunes un "llamamiento urgente" para recaudar US$120 millones en ayuda para el devastado Haití.

Personas enfermas de cólera reciben atención médica en un shospital de Jeremie (Haití). (Foto Prensa Libre: EFE).

Personas enfermas de cólera reciben atención médica en un shospital de Jeremie (Haití). (Foto Prensa Libre: EFE).

En tanto, los funcionarios locales enfrentaban problemas graves para conseguir alimentos, medicinas y agua para las comunidades cada vez más desesperadas y aisladas casi una semana después del paso del huracán Matthew.

La electricidad sigue cortada, escasean el agua y la comida y varios funcionarios dijeron que jóvenes de localidades al pie de la carretera que une las poblaciones de Les Cayes y Jeremie, entre las más afectadas por el meteoro, levantaron barricadas con piedras y ramas rotas para frenar las caravanas de vehículos que llevan suministros de emergencia.

Un convoy que llevaba alimentos, agua y medicamentos fue atacado por hombres armados en un valle remoto afectado por un deslave de lodo, informó Frednel Kedler, coordinador de la Agencia de Protección Civil en el departamento de Grand-Anse, que incluye a Jeremie. Las autoridades intentarán llegar a las desesperadas comunidades al oeste de Jeremie el lunes, agregó.

En la sede nacional de la Agencia de Protección Civil en Puerto Príncipe, la capital de Haití, se elevó la cifra oficial de fallecidos en el país a 372 personas, entre ellas 198 en Grand-Anse. Las autoridades locales han dicho que la cifra supera los 500 fallecidos solamente en Grand-Anse.

372 es la cifra oficial de falleciso por el paso de Matthew en Haití.
750,000 personas necesitan ayuda urgente, sobre todo en poblados del suroeste de Haití.
1,4 millones en toda la región necesitan asistencia
2,1 millones en general se vieron afectadas por el huracán
175,000 personas permanecían en refugios el lunes
40 casos de cólera se han reportado solo en Jeremie

Por su parte, en Ginebra, la agencia humanitaria de la ONU emitió un “llamamiento urgente” para ayudar a proporcionar “asistencia y protección” para 750 mil personas en el suroeste de Haití durante los próximos tres meses.

Los funcionarios de la ONU dijeron previamente que al menos 1,4 millones de personas en toda la región necesitan asistencia y que 2,1 millones en general se vieron afectadas por el huracán. Unas 175.000 personas permanecían en refugios el lunes.

La agencia dijo que las inundaciones han dificultado los esfuerzos para llegar a las zonas más afectadas y que el huracán aumentó el riesgo de un repunte en el número de casos de cólera. El brote actual de cólera ya ha matado a alrededor de 10.000 personas y ha enfermado a más de 800.000 desde 2010.

Roosevelt Zamos, un funcionario de la Agencia de Protección Civil, dijo a The Associated Press que hubo 40 casos de cólera solamente en Jeremie. Agregó que ocho personas han muerto de cólera en el departamento de Grand-Anse desde el paso del huracán.

Pueden pasar entre 12 horas y cinco días para que los síntomas del cólera aparezcan después de ingerir alimentos o agua contaminados, según la Organización Mundial de la Salud.

Residentes en las comunidades costeras de Port Salut y Les Cayes dijeron que habían recibido muy poca o ninguna ayuda hasta el domingo. Además de alimentos y agua, necesitan ropa y sobre todo zapatos, porque muchos han sufrido cortaduras en los pies o pisaron clavos viejos entre la vasta cantidad de escombros desperdigados por la zona.

“Lo perdí todo. ¿Ven lo que llevo puesto? Alguien me lo dio”, dijo Merlaine Chere en Port Salut mostrando una herida que se hizo tras pisar un clavo. La mujer dijo que no fue atendida en un hospital local porque le pidieron pagar US$150 dólares, un dinero que no tiene.

El pescador Dominique Pomper dijo que el alcalde visitó la zona y distribuyó un poco de arroz, pero que eso fue todo. Entre otras cosas, dijo, la gente de lugar necesita agua potable. Las marejadas del océano contaminaron sus pozos, haciendo que el agua no sea potable.

Pomper dijo que trató de quedarse en casa con su familia durante el paso del meteoro pero que al final decidió huir a medida que el agua azotaba su casa. El hombre de 61 años de edad dijo que fue la peor noche de su vida, pero que nunca dejaría atrás su pueblo costero.
En Jeremie, una ciudad próxima al extremo de la península suroeste de Haití, en casi todas las calles puede oírse el sonido de los martillos mientras los residentes parchean los tejados de sus casas lo mejor que pueden.

En una esquina, Jameson Pierre mezclaba concreto para convertirlo en bloques. El joven, de 22 años y cuya familia está en un albergue de emergencia, ve el lado positivo de la tragedia.

“Habrá muchos puestos de trabajo ya que muchas casas fueron derribadas. Llevo trabajando tres días seguidos”, dijo apuntando que cobra alrededor de un dólar diario.

Los tres primeros aviones con ayuda humanitaria procedente de Estados Unidos, de los cinco que están previstos, aterrizaron en el aeropuerto de Puerto Príncipe. A bordo había 480 toneladas de suministros, incluyendo 20.000 kits higiénicos, 18.000 sets de utensilios para cocinar, 40.000 mantas y 500 rollos de plástico.

En la pista de aterrizaje de Jeremie no caben los grandes aviones de mercancías, por lo que la ayuda llega a la golpeada región en helicóptero. Tres de los nueve previstos llegaron a Jeremie el domingo con arroz y aceite para cocinar, entre otras cosas.
“Perdí todo lo que tenía en este huracán. Vengo para conseguir algo de ayuda”, dijo el agricultor de subsistencia Markus Bagard, uno de los casi 200 haitianos que esperaba en el exterior de la pista mientas observaba como se descargaban los helicópteros.

La preocupación sobre un aumento de los casos de cólera creció por las inundaciones generalizadas causadas por Matthew. El brote actual de la enfermedad se ha cobrado la vida de unas 10.000 personas y enfermó a 800.000 más desde 2010.

Maria Sofia Sanon, una trabajadora de salud que supervisa un centro de tratamiento del cólera al aire libre en una esquina del principal hospital de la ciudad, denunció que no tienen equipos suficientes para tratar a los enfermos. Las instalaciones estaban cubiertas de ramas rotas y un grupo de madres jóvenes sostenían los brazos de sus hijos mientras recibían hidratación por una vía.

“Se supone que no deberían estar al sol, pero no tenemos más camas”, informó Sanon.

ESCRITO POR: