Guatemala

Aeropuerto municipal despierta suspicacias

Terreno sinuoso, poco desarrollo urbano y colindancia con los municipios de Palencia y San José Pinula caracterizan a la zona 25, en donde la Municipalidad de Guatemala proyecta la construcción de un aeropuerto internacional que tendría como fines el desarrollo urbano de la zona, mantener la salida por vía aérea en la capital y darle nueva categoría y uso al área que ocupa actualmente La Aurora.

LA PISTA de La Aurora tiene tres kilómetros de longitud.

LA PISTA de La Aurora tiene tres kilómetros de longitud.

No obstante, al visitar la referida zona lo primero que salta a la vista es el terreno desigual. “No lo vemos conveniente. Hay lugares más adecuados, como la Costa Sur, terrenos donde la topografía no tenga tanto relieve”, dijo Carlos Valladares Cerezo, decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de San Carlos.

El plan municipal de aeropuerto fue uno de los proyectos que más interés despertaron entre inversionistas durante el Investment Summit, el 30 y 31 de mayo, pero generó suspicacia en el sector inmobiliario del país.

Delegados de la empresa de tecnología Philips mostraron interés, al igual que el conglomerado brasileño Odebrecht, especializado en ese tipo de obras, aunque los detalles del proyecto todavía son vagos.

Aún así, fue la única mesa que agotó todas las citas de negocios previstas en el Summit, por lo que se programaron reuniones extra para dar detalles, informó Susana Asensio, directora de Planificación Urbana de la comuna capitalina.


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¿Adiós a la aurora?

El anteproyecto municipal estima que la construcción de este nuevo aeropuerto costaría entre US$500 a US$750 millones, a los cuales habría que sumar US$129 millones para un periférico de acceso, de 32 kilómetros.

Para esta vía habría dos opciones: una vía en terrenos capitalinos o una que siga el trayecto del anillo metropolitano del departamento de Guatemala, en el cual la comuna aún no ha aclarado su participación.

Asencio explicó que parte de la inversión saldría de la “recalificación” de los terrenos donde actualmente se encuentra el aeropuerto La Aurora.

En el proyecto presentado se explica que trasladar el aeropuerto ayudaría a liberar las áreas donde no se pueden construir más de cuatro metros de altura en las cercanías del actual, lo cual incluye las zonas 4 y 9.

El sector de bienes raíces ve este movimiento como una forma de apoderarse de los terrenos del aeropuerto La Aurora, a fin de venderlos para la construcción.

Lo califican de aislado

“Me parece que es un negocio de la tierra. Es un proyecto al gusto y huele a que puede ser el negocio del siglo, al lotificar el aeropuerto”, dijo el urbanista Alfonso Yurrita, quien criticó que la Municipalidad debe priorizar la solución de problemas como el agua y drenajes antes de embarcarse en proyectos tan ambiciosos donde debe participar todo el Estado, por su complejidad, costos e implicaciones.

Yurrita subrayó que la propuesta municipal del aeropuerto no va ligada a un plan nacional ni metropolitano de desarrollo urbano, pues pretende hacerlo sin el concurso de los otros municipios con los que colindaría la obra y sobre los cuales tendría impacto directo.

Lomas y árboles

La zona 25 es una de las menos pobladas de la capital y aún tiene uso agrícola. En ella hay lomas, arboledas y hondonadas, y se llega por una carretera empinada.

Cuando presentaron el proyecto del aeropuerto a inversionistas, los empleados de la Municipalidad resaltaban que la obra significaría el desarrollo del sector y un nuevo potencial económico para las áreas próximas a La Aurora.

Manuel Salguero España, ingeniero experto en avalúo, ve el aeropuerto como una cortina que no permite el crecimiento inmobiliario de zonas como la 4 y 9, que podrían crecer “hacia arriba”.

“Por ejemplo, al ya no estar el aeropuerto en la ciudad se podrían construir edificios de 20 pisos. La tierra se revaluaría”, dijo España, quien, por otra parte, considera difícil que se dé el traslado, y si ocurriera faltaría ver en qué se usaría el terreno de La Aurora.

“Así como está ahora la vara cuadrada, a unos US$250, pero sin aeropuerto puede subir a unos US$600 solo el terreno” aseguró Salguero.

Historia
El inicio de la terminal aérea

En 1926 se empezaron a construir los primeros hangares en la avenida Hincapié. Diez años después,   Jorge Ubico    construyó el edificio donde funcionó el aeropuerto y que ahora son oficinas de la Fuerza Aérea Guatemalteca. En 1942 se amplió la pista a dos mil  metros y se pavimentó.  La actual terminal aérea fue inaugurada en 1968 por el presidente Julio César Méndez Montenegro, después de tres años de trabajos y una inversión de Q4.7 millones.

Escuintla
La mejor ubicación

En el 2005, un estudio a cargo de la cooperación japonesa descubrió el mejor terreno para construir un nuevo aeropuerto. Según expertos, este debía estar a un costado del kilómetro 89 de la autopista Escuintla-Puerto Quetzal y tendría un costo de US$600 millones, sin contar los terrenos. El proyecto fue presentado al presidente Óscar Berger, que prefirió  invertir en la ampliación del actual aeropuerto, la cual aún es objeto de críticas por deficiencias y falta de transparencia.

Requerimientos internacionales

La Agencia Federal de Administración Aérea de EE. UU. (FAA, en inglés) establece criterios para el diseño de un aeropuerto  internacional. Estos son algunos:

Que la pista tenga  la longitud adecuada para el despegue y aterrizaje seguro de aeronaves de todo tamaño. El actual aeropuerto, La Aurora, tiene una pista de tres mil metros. Lo ideal serían cinco mil metros. 

Estudios confiables sobre la dirección predominante del viento y su relación con la orientación de las pistas de despegue.

Distancia de visibilidad en diversas épocas y condiciones climáticas  del año.

Análisis del impacto ambiental que tendrá sobre las poblaciones cercanas, así como estudios de especies de aves que habiten la zona. De existir, tiene que haber mecanismos para ahuyentarlas, a fin de evitar accidentes. (Con información de la página de la FAA).

Terreno
¿Por qué en la zona 25?

La zona 25 es una de las que  menos desarrollo urbano tienen y se encuentra  dentro de las cinco  con menor población —19 mil 620 habitantes—.  Su terreno es sinuoso y la mayoría es utilizado para la agricultura.

Para llegar a esa zona aún se utiliza la ruta al Atlántico, donde suelen registrarse atascos en horas de alta demanda.

Para Óscar Peláez Almengor, director del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (Ceur) de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac), la zona 25 es el último lugar que le queda al alcalde Álvaro Arzú para proponer un proyecto así, y considera que lo hace para no perder el aeropuerto, que tarde o temprano deberá ser trasladado, debido a los riesgos y costo de oportunidad que representa. 

“Quiere mantener el aeropuerto dentro de los límites de la ciudad y, de paso, reactivar el sector económicamente”, dijo Peláez.

Sin embargo, el área no es la ideal para construir un aeropuerto, indicó el decano de la Facultad de Arquitectura de la Usac, Carlos Valladares Cerezo.

“Donde quieren construir el aeropuerto no lo vemos conveniente. Hay lugares más adecuados, como la Costa Sur, terrenos donde la topografía no tenga tanto relieve”, dijo Valladares Cerezo.

La zona 25, aunque tiene pequeños valles, también está rodeada de pequeñas montañas y barrancos.

El ingeniero Manuel Salguero, experto en avalúo, explicó que en la actualidad la vara cuadrada en el sector cuesta unos US$8 o US$10.

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