Las osamentas están atadas y presentan señales visibles de que las víctimas fueron masacradas y enterradas precipitadamente.
Se calcula que en el área de Cunén, Uspantán y Chicamán aún permanecen desaparecidas unas seis mil víctimas, ya que hay más de 10 mil denuncias de desapariciones, a la fecha, puestas por familiares.