Guatemala

Tikal, Ciudad de las Voces

Tikal, Petén, es una de las ciudades emblemáticas de la civilización maya, por su monumental arquitectura, el poderío que alcanzó y también por ser de los primeros —y pocos— sitios en el país con infraestructura para recibir visitantes.

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Sus pobladores lograron sobrevivir por casi dos mil años en un medio hostil, donde el agua era escasa y los suelos áridos. El juego de poder y las batallas libradas con distintas ciudades consolidaron su hegemonía.

La ocupación de Tikal abarca del Preclásico al Clásico Tardío. Oficialmente se reportó su descubrimiento en 1858, firmado por el entonces comandante de armas Modesto Méndez, aunque otros viajeros habían pasado por allí antes.

La ciudad fue originalmente conocida como Yax Mutal, y se divide en dos grandes períodos de apogeo, que la sitúan como la ciudad más poderosa de la región ante sus múltiples oponentes. Tenía una población calculada en 90 mil habitantes y su repentino abandono aún es un misterio.

PATRIMONIO NOTABLE

La ciudad está situada 240 metros sobre el nivel del mar, con una extensión de 120 kilómetros cuadrados, área en la que se localizan unas tres mil estructuras, entre templos, palacios, residencias, juegos de pelota, calzadas, canales y túneles subterráneos. Además, se pueden observar numerosas estelas, altares, entierros y ofrendas funerarias. Tomás Barrientos, director del Departamento de Arqueología de la Universidad del Valle de Guatemala, explica que entre sus principales tesoros se encuentra la estela 31, que data del siglo V —representa la llegada de los teotihuacanos—, y el templo I, en uno de cuyos dinteles se registra la victoria de Tikal sobre Calakmul, en el 695.

COMIENZA UNA DINASTÍA

Durante el Preclásico, Tikal se caracterizaba por ser una ciudad relativamente pequeña comparada con El Mirador. Tenía una importancia equivalente a ciudades contemporáneas como Uaxactún y San Bartolo.

Por ello, la ciudad dependía de grandes obras públicas y espectaculares pirámides para consolidar y mantener su dominio frente a los demás. Del Preclásico al Clásico, alrededor del siglo III, se marca un cambio interesante, y Tikal se desarrolla a costa de otras ciudades grandes y poderosas, pues impone un nuevo sistema sociopolítico y una estrategia más eficiente donde la figura del centro de poder de cada Estado era un rey. “Aquí surge el título del K’uhul Ajaw, que significa señor sagrado y que era el título que se le daba a los reyes en el Clásico”, explica Barrientos.

Durante los siglos II y III, Tikal y sus aliados desarrollaron un sistema basado en el registro de eventos en monumentos y estelas de piedra, lo cual la convierte en una ciudad militar más agresiva, tradición que ya existía en sitios del sur y altiplano, como Takalik Abaj y Kaminaljuyú, con la diferencia de que Tikal mejora la técnica y se consolida como un Estado nuevo, reforzando la alianza con Siyah K’ak’, el gobernante de Teotihuacán —poderosa metrópoli situada en las cercanías de la actual Ciudad de México—.

LA “ÉPOCA DE ORO”

Según los expertos, la llegada de Siyah K’ak’ (Rana Humeante) aún genera discusión, pues se desconoce si la misma era benigna, hostil o una confabulación con los problemas internos de Tikal. Pero eso sí, representa un cambio dinástico y llega a solventar un conflicto interno en el sitio.

“Parece que había una pugna interna por el poder entre dos familias, y los teotihuacanos vinieron a apoyar a la familia de Yax Nuun Ayiin I (Nariz Rizada), que queda como soberano”, refiere Barrientos. A Siyah K’ak’ le facilitaron la entrada para apoyar la declaración de Nariz Rizada como gobernante. Entonces, Tikal se consolida como el máximo centro de poder. Durante el siglo IV se destaca no tanto por su tamaño, sino por el dominio territorial que abarca desde el río La Pasión, Copán, Palenque y Río Azul. Esta etapa es conocida como “la época de oro de Tikal”, pues cuenta con amplia influencia y aliados pero, al mismo tiempo, empieza a surgir su rival: Calakmul, la capital del reino Kan, con quien libran una dura batalla por el poder.

A pesar del éxito político de la ciudad, durante la segunda mitad del siglo VI y casi todo el siglo VII, Tikal vive un período conocido como Hiato, sobre el cual es escasa la información disponible. Se sabe que Calakmul se expande por el territorio, logra muchas alianzas a través de matrimonios reales y rompe con la hegemonía de Tikal, lo que la debilita políticamente.

SEGUNDO APOGEO

En la última fase de su historia, alrededor del siglo VII, Tikal recupera su total independencia, después del hundimiento del imperio teotihuacano, y vive un esplendor sin precedentes. “El segundo apogeo se marca el 5 de agosto del 695 d. C. y es una fecha importante, pues la gran rivalidad de dos siglos termina con una gran batalla entre Calakmul y Tikal”, explica Barrientos.

La victoria sobre Calakmul se atribuye a Hasaw Chan K’awiil I, el soberano enterrado en el icónico Templo I, más conocido como Gran Jaguar. Fue en esta etapa cuando se construyeron los monumentos más importantes que se ven en la actualidad, pues los templos piramidales alcanzaron alturas y volúmenes extraordinarios.

ABANDONO

Para finales del Clásico, la ciudad empieza a decaer e inicia su abandono, el cual fue gradual y duró aproximadamente un siglo. “La decadencia de Tikal empieza por el año 810, y en el 869 todavía erigen la Estela 11, lo que significa que no fue un proceso abrupto”, sugiere Barrientos.

De acuerdo con los expertos, es posible que muchos pobladores se hayan trasladado a sitios pequeños, pero periféricos, como al norte de Yucatán, o al sur, en Ceibal, y a Belice. Barrientos explica que “no fue un éxodo masivo, sino por el contrario, como lo que sucede en la actualidad con la gente que migra a Estados Unidos, salen poco a poco, pero al final son miles”.

“Este suceso se debió a causas políticas, y no a ambientales, como comúnmente se afirma”, puntualiza Barrientos.

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