Elizandro García, director de la escuela, explicó que en el centro educativo estudian 380 niños, quienes están en riesgo de padecer dolencias a causa de la humedad.
Agregó que de las 14 aulas, solo una tiene piso de cemento, por lo que los estudiantes reciben clases entre el lodazal.
Añadió que los maestros están preocupados porque la estructura de madera del establecimiento se está pudriendo y podría colapsar, lo cual pone en riesgo la vida de los menores.
García manifestó: “Las autoridades de Educación saben cuáles son nuestras necesidades pero no nos apoyan, y el problema es que la construcción del establecimiento educativo difícilmente soportará otro invierno”.
La maestra Silvia Tzay manifestó que esa situación afecta incluso a la hora del recreo, ya que los menores deben esperar a que el patio esté seco para salir a jugar.
Juegan entre el lodo
Refirió que cuando la lluvia es frecuente, los menores juegan entre el fango, por lo que casi siempre padecen de enfermedades de la piel.
Por la indiferencia de las autoridades educativas, los mismos maestros del plantel han colocado tubos para extraer el agua acumulada en las instalaciones, pero esto ha causado problemas con dueños de terrenos vecinos.