Guatemala

Vecinos se organizan para patrullar barrios de Xelajú

Armados con gorgoritos, palos y valor, hombres, mujeres y adolescentes cuidan las calles de los barrios El Caracol y Siete Esquinas, en la zona 1 de la ciudad de Quetzaltenango, donde viven unos tres mil vecinos, debido al repunte de la delincuencia y por la falta de apoyo de las fuerzas de seguridad.

Willy García, residente del barrio El Caracol, dijo que aparte de los patrullajes que hacen por las noches, a causa del aumento de la delincuencia, también tuvieron que invertir en la colocación de timbres y alarmas en sus casas, para alertar a los vigilantes en caso de un delito.

Agregó que esas acciones son para darle más fuerza al plan de seguridad que han implementado los grupos que cuidan las calles de los referidos barrios, pues no cuentan con el apoyo de la Policía Nacional Civil (PNC), la Gobernación Departamental ni la Municipalidad.

Un vecino del barrio Siete Esquinas dijo que se ha logrado la detención de ocho presuntos delincuentes —entre asaltantes de peatones, saqueadores de viviendas y ladrones de baterías de vehículos—, quienes han sido entregados a la PNC.

“El problema es que al siguiente día las autoridades los dejan libres, porque los hemos visto de nuevo en las calles”, lamentó el residente.

Asaltan a su hija

La pobladora Araceli Coyoy explicó que decidió salir a patrullar porque en marzo último su hija fue víctima de un asalto, cuando retornaba de la iglesia.

Señaló que los supuestos maleantes la despojaron de Q500, que tenía destinados para el pago de la renta y de varios libros, inclusive de una Biblia. “Soy madre soltera, por lo que me indigné cuando mi hija entró llorando en la casa y me contó que uno de los hombres le sacó un desarmador, con el cual la amenazó con matarla si no entregaba lo que llevaba”, subrayó.

Otro afectado indicó: “Con fondos propios compramos lámparas, gorgoritos, bufandas, gorros, chumpas y calzado liviano, pues cuando se recibe alguna llamada de auxilio, todos debemos correr para lograr la detención del o los supuestos delincuentes”.

“Vale la pena”

“No es fácil esta tarea, pues debemos patrullar por callejones oscuros, empedrados o de tierra, pero creo que vale la pena para que nuestras familias tengan un poco de tranquilidad cuando duermen”, declaró otro patrullero.

El cuidador Rolando Aguirre señaló que también se compró un transformador, porque la energía eléctrica en los barrios es inestable, aparte de pintar de blanco las aceras.

Resaltó que este sistema de seguridad está bien coordinado, pues los grupos se alternan cada cierto tiempo, porque la mayoría debe hacer sus quehaceres durante el día.

Estas rondas se llevan a cabo después de que mujeres y hombres adultos han regresado de trabajar, por lo que las actividades inician después de la 21 horas y culminan a las 5 del día siguiente.

“Lastimosamente no contamos con el respaldo de la PNC, a pesar de que a unas 10 cuadras de uno de los barrios se encuentra la Comisaría 41”, lamentó Belarmino Aguilar, comunitario.

Casa abandonada

Los patrulleros solicitan al Ejército que les proporcione un predio que se encuentra abandonado, pues tienen conocimiento que es de su propiedad, ya que este sirve de guarida a presuntos delincuentes, mientras que ellos lo utilizarían para construir un polideportivo o un área verde recreativa.

Se informó que los habitantes del barrio Santa Ana, zona 1 altense, fueron los primeros en organizarse para combatir a los malhechores; seguidamente fue el barrio Las Flores, de la misma zona, y después los vecinos de las zonas 2, 4 y 10.

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