El presidente Otto Pérez Molina, signatario de los acuerdos como representante del Ejército en ese entonces, aseguró que “falta mucho camino por recorrer” para su cumplimiento.

“La paz va a ser posible hasta que logremos que no haya más niños con hambre”, afirmó el gobernante durante su discurso.

Causas se mantienen

Gustavo Porras, exintegrante del Ejército Guerrillero de los Pobres y luego coordinador de la Comisión para la Paz en el gobierno de Álvaro Arzú, indicó que algunas causas que originaron el conflicto armado aún no se resuelven, ante lo cual es preciso fortalecer al Estado. “La pobreza y marginación subsisten, y un Estado sin elementos para incidir en esos aspectos amenaza la paz”, dijo.

Raquel Zelaya, quien también fue mediadora del proceso, expuso que después de la firma de los acuerdos se han abierto oportunidades de participación, pero aceptó que el Estado aún es muy precario en recursos.

No criminalizar

Ricardo Rosales Román, alias Carlos González, excomandante del Partido Guatemalteco del Trabajo, señaló que para lograr la paz es preciso no criminalizar las protestas sociales.

“La paz no puede ser posible si los conflictos sociales no se atienden adecuadamente o si se criminaliza la protesta social y popular. La violencia y la represión no son el camino a seguir”, afirmó Rosales.

En un video publicado en la página de internet de la comuna capitalina, el alcalde Álvaro Arzú, entonces presidente, criticó a los detractores de los acuerdos y recalcó la importancia de los mismos.