EDITORIAL

El Congreso debe elegir hoy

El Congreso decidió ayer posponer la elección del vicepresidente de la República, debido a las consecuencias negativas que traería, según opositores políticos, la escogencia de personas abiertamente relacionadas con el gobierno actual, una situación que debe subsanarse. En ese sentido, ese alto organismo no puede recibir críticas, las que sí deben ser dirigidas al presidente Otto Pérez Molina, por tomar medidas equivocadas o por escuchar consejos malintencionados y peligrosos para la estabilidad del país.

En la primera terna, el mandatario incluyó al ministro de Trabajo, lo que quebrantaba la legalidad. El martes envió de nuevo el listado, que incluía a Oliverio García Rodas, un diputado oficialista que, al renunciar de manera obligada, hubiera dado lugar a que llegara como diputada Daniela Beltranena, una figura cercana a la ex vicepresidenta Roxana Baldetti, al igual que su ahora prófugo ex secretario privado Juan Carlos Monzón.

La decisión de los diputados deja tiempo suficiente para que entre ayer en la tarde y hoy a las 10 de la mañana se realicen negociaciones sin mácula, para hacer una excepción de lo que usualmente ocurre, que son contubernios causantes de razones para que los guatemaltecos desconfíen de la manera como son manejados en el país los asuntos del Estado.

Los nombres propuestos en ambas ternas indican que el presidente decidió no escuchar el clamor popular, que exige a una persona que no sea colaboradora directa del Gobierno. Es otro ejemplo de la lamentable incapacidad de entender la profundidad de la crisis política desatada con fuerza hace más de tres semanas.

Tales acciones dilatorias solamente provocan que más cantidad de personas decidan asistir en protesta el sábado próximo a la Plaza Central. No se puede dejar de recordar que ayer por la tarde se habló en los corrillos parlamentarios acerca de que funcionaría de nuevo la alianza existente entre los partidos Patriota y Líder, tantas veces señalada de sumar en conjunto los votos necesarios para cualquier acuerdo.

Por fortuna no se atrevieron a hacerlo porque el resto de bancadas había anunciado su decisión de abandonar el hemiciclo para que quedara en evidencia que las diferencias entre ambas agrupaciones existen solo en los discursos.

Si el gobernante ya cambió una vez de terna, puede hacerlo ahora con personas que no estén tan cerca de él como las propuestas. Evidentemente no se trata de sugerirle que lleve adversarios, pero sí de hacerlo meditar para que no genere más descontento entre la población, que ya de por sí no cree en los políticos y mucho menos en el Congreso. El único camino que le queda es enviar una lista de propuestas idóneas para concluir el período.

En el Congreso también se necesita una alta dosis de madurez, la cual debe estar despojada de revanchismo y banderías políticas que tanto daño le han causado a la democracia. Los guatemaltecos no pueden seguir como espectadores de un triste espectáculo en el que puestos de tanta relevancia se someten a mezquinos intereses o componendas indeseables.

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