Vida

Nuevos tratamientos contra cánceres agresivos presentan resultados positivos

Varios nuevos tratamientos contra cánceres avanzados de pulmón, sangre, tiroides y ovario resistentes a otras terapias dieron resultados positivos, según ensayos clínicos difundidos este sábado que confirman los progresos realizados en la lucha contra esta enfermedad.

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CHICAGO- Prometedores avances dan nuevas esperanzas en el tratamientos de enfermedades cancerígenas. Entre ellos está la Imbruvica (Ibrutinib), de los laboratorios estadounidenses Pharmacyclics y Johnson & Johnson, que logró prolongar la vida de personas afectadas por leucemia linfoide crónica que no respondían a la quimioterapia combinada con un anticuerpo, el tratamiento estándar para este cáncer de la sangre, el más habitual en adultos.

Este agente estimula la autodestrucción de las células cancerosas y bloquea su proliferación. La agencia de medicamentos de Estados Unidos (FDA) lo aprobó a fines de 2013 para tratar linfomas resistentes y en febrero de 2014 para la leucemia.

Es la primera vez que un anticancerígeno ingerido vía oral permite un claro aumento de la supervivencia de estos pacientes, remarcaron los investigadores, que presentaron este estudio clínico en la conferencia anual de la American Society of Clinical Oncology (ASCO), el mayor coloquio sobre el cáncer, reunido este fin de semana en Chicago (Illinois, norte de Estados Unidos).

“Con el Ibrutinib, cerca del 80 por ciento de los pacientes estaban aún en remisión un año después, dos veces más de lo que se puede esperar de una terapia estándar“, comentó John Byrd, profesor de medicina en la Universidad de Ohio, que realizó este estudio entre 391 pacientes de una media de 67 años de edad. “Estos datos favorecen la utilización de este medicamento como primer tratamiento para estos enfermos”, estimó.

Otras terapias permitieron retrasar en un año y medio el avance de tipos agresivos de cáncer de tiroides.

El Lenvatinib, un agente desarrollado por los laboratorios SFJ Pharmaceuticals, de Estados Unidos, y Eisai, de Japón, condujo también a la reducción del tumor en alrededor de dos tercios de los enfermos.

“Confiamos en que con estos resultados el Lenvatinib se convertirá en la primera opción para tratar este tipo de cáncer de tiroides“, resistente al yodo radioactivo, eficaz en la gran mayoría de los casos, dijo Martin Schumberger, un oncólogo de la universidad francesa París Sud, que dirigió la prueba clínica de fase 3 en 392 pacientes.

Un tercer ensayo clínico, también presentado en la conferencia de la ASCO, estuvo relacionado con el Ramucirumab (Cyramza), un antiangiogénico del laboratorio estadounidense Eli Lilly que bloquea la formación de vasos sanguíneos en los tumores.

Aprobado en febrero de 2014 por la FDA para el tratamiento del cáncer agresivo del esófago, este medicamento permitió prolongar ligeramente la vida de pacientes con cáncer muy avanzado del pulmón, según un ensayo clínico difundido el sábado.

Este modesto resultado fue considerado de todas maneras como significativo por los oncólogos, al ser “el primer tratamiento que en diez años permite mejorar la evolución de este cáncer con un tratamiento alternativo a la quimioterapia”, explicó Maurice Pérol, director del servicio de oncología del tórax en el centro contra el cáncer de la ciudad francesa de Lyon y principal autor de este estudio.

Finalmente, un ensayo clínico con dos agentes experimentales tomados de manera combinada, el Olaparib y el Cediranib, del laboratorio británico AstraZeneca, permitió duplicar, a 17.7 meses, la supervivencia de mujeres víctimas de un cáncer agresivo de ovario en relación a las pacientes no tratadas con Olaparib. Se trata del primer inhibidor de la enzima PARP que permite la reparación del ADN de las células cancerosas.

El Cediranib bloquea a su vez la formación de vasos sanguíneos en el tumor y el crecimiento de las células cancerosas. Ninguna de estas dos moléculas ha sido aún aprobada por la FDA.

Se dispone actualmente de numerosas familias de moléculas que actúan sobre distintos objetivos y que permiten bloquear la proliferación de células cancerosas. La quimioterapia tradicional, en cambio, bloquea únicamente la multiplicación de estas células pero tiene mayores efectos secundarios.

“Con el desarrollo alcanzado por la medicina genómica estos últimos años se ha vuelto posible enfrentar cánceres resistentes a los tratamientos estándar”, explicó el oncólogo Gregory Masters, del Helen Graham Cancer Center de Newark (Delaware, este de Estados Unidos).

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